por Jon Marin


    Llegó el día, sábado 19 de agosto. Algo más de una hora de camino hasta Milton Keynes. El recinto es una hondonada donde caben más de 60.000 personas, el escenario nos parece enorme, los británicos beben cerveza caliente de unas bolsas de plástico transparentes; así la venden y así la acabamos tomando también. El día es soleado, ni una nube. Al cabo de un buen rato vemos de nuevo a Eduardo Delgado, que entonces se encargaba de las críticas para la revista Heavy Rock, y estaba enfadadísimo porque casi se queda sin acreditación. Nos contó que Mariano García había arramblado con todas las de los enviados de prensa españoles.

Skid Row acababa de editar ese año su primer disco de título homónimo. El grupo estaba apadrinado por Bon Jovi dada la vieja amistad entre Jon y el guitarrista “Snake” Sabo. De hecho, Bon Jovi compró los derechos del nombre de la banda al guitarrista Gary Moore por 35.000 dólares. Eran unos desconocidos para nosotros y nos sorprendió su energía y vigor sobre el escenario; tanta, que Sebastian Bach, por tanto correr y saltar, berreaba más que cantaba. Pero había que darle la razón cuando declaraba: “Ya has visto la intensidad con la que tocamos. Nuestras actuaciones son más parecidas a las de Slayer que a una mierda de concierto de Poison.” Cara de niña, pero iba de duro el chaval. Este fue su primer concierto en territorio británico, así que los ingleses también los estaban descubriendo en directo aquella tarde. Inolvidable fue la imagen de Sebastian guarreando con una muñeca hinchable antes de hacer una versión de ‘Holidays in the sun’ (Sex Pistols) y despedirse con su ahora famosísimo ‘Youth gone wild’.

Uno de los viajeros se sentó en el suelo y empezó a hacerse un peta de maría. Al momento se vio rodeado de guiris con cara de asombro observándole como si fuese oro lo que había entre sus manos. Otro había llevado una bandera española y se nos ocurrió hacer una torre humana para que el último la enarbolara. Por aquella época España no le ganaba a Inglaterra en fútbol, pero nos cayó de todo: latas, piedrecillas… En esto salía Vixen (¿”las Bon Jovi femeninas”?). La banda nos despidió, además de con su ‘Edge of a broken heart’, con una versión de AC/DC: ‘Girls got rhythm’. Su guitarrista, Jan Kuehnemund, falleció en 2013 con sólo 51 años. Aquel día estábamos disfrutando de su morbo cuando tenía 27.