Durante la década de los 90 aún era raro que los guitarristas españoles tuvieran acceso a publicar álbumes instrumentales con la facilidad que la implantación generalizada del CD permitiría apenas unos años después. Casos como el de Alberto Cereijo -de Los Suaves- y su ‘Work Out’ de 1990 permanecían como una rareza en la discografía del Metal nacional. Sin embargo, el éxito indiscutible de Medina Azahara facilitó a Paco Ventura la edición de su primer álbum en solitario con el título de «Aventura».

Fue en 1997 y veintidós años después tengo frente a mí el cassette que publicó la compañía Avispa, la misma que la de los cordobeses por entonces. La implicación la «disquera» fue casi absoluta, ya que la grabación y mezcla se efectuó en los estudios «de la casa» -los famosos M-20-, de la masterización digital se encargó Francisco Martínez -uno de los dos capos de la independiente madrileña- y el diseño y la maquetación del arte final corrió a cargo de otro fijo de Avispa: el ilustrador Elías González.

Unos meses después, ya en 1998, su compañero en Medina, Manuel Martínez, publicó asimismo su primera grabación individual, a la que denominó «En Cuerpo y Alma», de nuevo bajo el paraguas logístico de Avispa. Obviamente, el breve impasse en la actividad de la banda de Rock andaluz animó a que dos de sus cabezas más visibles se lanzaran a mostrar sus propios talentos. Como vemos, algo muy similar a lo que durante estos días ocurre con «Madre Tierra», el disco del guitarrista, y «Las Hojas de Otoño», la nueva entrega del cantante de la melena pelirroja.

Visto con la perspectiva del tiempo, «Aventura» contó con un soberbio elenco de músicos de apoyo, como Pepe Bao (bajos eléctricos, Fretless y Stick), Anye Bao (baterías y percusión), Manuel Ibáñez (teclados, sintetizadores, pianos y órganos Hammond) y José L. Juárez, voz y coros en la única composición vocal del disco: «Coge mi mano», con la que se cerraba un repertorio de ocho temas.

La cara A estaba compuesta por «Preludio de amanecer», «Sol navajo» -como el título de su segundo álbum en solitario, publicado en 2009-, «Opus Suite 82» y «Corazón dulce», mientras que en la cara B se sucedían «Concierto para la paz», «Reflexiones de gloria», «Estrella de David» y «Coge mi mano». Tal y como rezaban los créditos, Paco se hizo cargo de las «guitarras eléctricas, acústicas, nylon y slide», así como de los teclados de dos de las composiciones: «Sol…» y «Concierto…».

Curiosamente, «Sol navajo» fue la única canción con letra y voz (de Leo Jiménez) en aquella segunda entrega que tantos años tardaría en ver la luz, a la que siguieron ‘Black Moon’ en 2015 y ese «Madre Tierra» recién salido del honor de la creatividad de Paco Ventura. Este mismo viernes, por cierto, el guitarrista vuelve a la Comunidad de Madrid para firmar ejemplares del CD y deleitar a los asistentes con un breve concierto tan espectacular como el vivido hace un par de semanas en la sala Hysteria de la capital. Será el viernes 8 a partir de las siete de la tarde en la tienda Fnac del Centro Comercial Parquesur, en la localidad de Leganés.

Leo Cebrián Sanz