El balance es claramente positivo, con algunos detalles a mejorar si hay próximas ediciones, pero con unas condiciones mínimas que garantizaron la diversión de más de 6000 amantes del Hard & Heavy y Metal, géneros ampliamente apoyados por esta web y Los + Mejores, su revista predecesora.

Desde Lepoka, la primera banda, el público acudió masivamente al pabellón del Recinto Ferial para disfrutar de una larga jornada de Rock. Por lo visto, hubo fans y medios de comunicación que, dado el escaso margen para acceder al festival desde la apertura de puertas, no pudieron ver íntegra la actuación de los castellonenses, que rompieron el hielo con diversión y calidad.

El Folk fue protagonista de la primera parte del festival porque luego, con una buena parte de los asistentes congregados, salieron al escenario Dark Moor, una banda de culto muy apreciada en nuestras fronteras, para presentar su nuevo disco, “Origins”, en el que las influencias del mundo celta están muy presentes. Aunque el sonido no les acompañó demasiado, suplieron esta deficiencia con entusiasmo y el poderío de su frontman, Alfred Romero.

Poco antes de la celebración del Escena Rock, Enrik García, fundador de la formación, se pasó por el programa de radio que dirijo, Otra Semana de Rock, y participó en una agradable entrevista en la que colaboró Leo Cebrián, nuestro redactor jefe.

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Siempre nos quejaremos del poco protagonismo que tienen en los festivales las bandas emergentes e independientes, aunque al menos este acontecimiento contó con la presencia de los dos grupos anteriormente mencionados, poco habituales en los grandes carteles festivaleros, con la excepción del Leyendas del Rock y algún otro evento centrado exclusivamente en el mundo del Metal.

Los que más me convencieron y supieron aprovechar su momento fueron Leo Jiménez, en un concierto arrollador y repleto de energía, y Saurom, banda que nunca me ha defraudado cuando les he visto en directo. La simpatía del vocalista Miguel A. Franco empujó al público a no parar de moverse durante toda la actuación.

José Carlos Molina fue el reclamo para los más veteranos. El excelente estado de forma del carismático músico madrileño, unido a unos músicos competentes y a unos clásicos que perviven el paso del tiempo, garantizó un show a la altura de las circunstancias.

El momento estelar fue para Warcry, que tuvo tiempo y medios técnicos para realizar un show completo. Víctor García y los suyos demostraron por qué son la banda puntera en el espectro del Metal en castellano en un show donde no faltaron espectaculares llamaradas y decorados videográficos que marcaron un concierto de despedida temporal.

Y cerró la jornada Obús, en unas horas un tanto intempestivas, sobre todo para los que dependen del transporte público para regresar a sus casas. Hicieron gala de sus habituales ganas de comerse el escenario, uno de los secretos de su pervivencia durante cuatro décadas de carrera.

Javier del Valle