Cómo nos alegra que los esfuerzos individuales obtengan su recompensa colectiva… La historia del documental “¿Quién cojones son Buenas Noches Rose” es un buen ejemplo de un heroico emprendimiento personal -el de Paco Gené-, que desde dos años antes de la pandemia ya andaba recopilando información y archivos sobre la banda madrileña de la Alameda de Osuna. Para muchos y muchas, el grupo del que salió Rubén Pozo, de Pereza.
El archivo audiovisual de BNR corresponde ya a los años 90, lo que permite seguir en vídeo sus andanzas desde el momento mismo de su concepción. La riqueza testimonial de esas imágenes es uno de los mayores atractivos de la película, ya que retratan a la perfección la breve trayectoria de este conjunto que mezclaba el Rock con el Blues y el Grunge. Sus evoluciones en salas capitalinas como Siroco o Al’laboratorio son la instantánea del Rock madrileño del final del siglo XX.
Además de todos y cada uno de los integrantes de la formación, la lista de personajes que participan en esta retrospectiva audiovisual resulta de lo más variada. Por un lado tenemos a los músicos, caso de Leiva o los componentes de bandas vecinas como Yoghourt Daze, Sobrinus/Los Petersellers o algunos de los futuros Arizona Baby, Miss Caffeina o Vetusta Morla. También están quienes compartieron noches importantes con los protagonistas, como Carlos Tarque (M-Clan), así como músicos consagrados como Rafa J. Vegas (Rosendo), Kutxi Romero (Marea), el ejecutivo discográfico José María Barbat o los productores Pablo Pinilla, Antonio Santos, Manolo Aguilar y el internacional Mike Tacci.
En representación de los medios encontramos al político y periodista Mariano Muniesa, el oficialista Fernando Íñiguez o Pepe Salort. Tambien aportan sus vivencias y opiniones el jefe de gira (Txisco) e incluso el profesor de gimnasia del Instituto en el que comenzaron a dar sus primeros pasos.
Movistar+ no se ha atrevido a respetar el título completo y lo reduce a un aséptico “Buenas Noches Rose”, pero ahí está la oportunidad de acercarse a la peripecia de esta banda de culto tan prototípica de los años 90. La figura carismática de su vocalista Jordi Skywalker recibe un democrático tratamiento respecto a sus compañeros, aunque qué duda cabe de que su figura fue crucial para hacer de la propuesta algo atractivo y peligroso.
Leo Cebrián Sanz
(¡¡por cierto, gracias por incluirme en la lista de colaboradores!!)