El número 22 de Arghura ‘zine destaca por lo eclectico de su contenido, pese a tratarse de un publicación claramente vinvulada al Metal Extremo. Su responsable es Isma López, quien lo edita desde la localidad alavesa de Amurrio. Tras una intro a modo de editorial (“Tener o no tener, esa es la cuestión”), este agitador de la escena musical más subterránea despliega un buen número de incentivos para el lector especializado.

Además de entrevistas a bandas nacionales como Eerie, Empheris, Engendro o Lead Coffin, Salva hace extensivos sus cuestionarios a formaciones extranjeras como los polacos Elixir of Distress y los germanos Drengskapur y Rimruna. Un buen aparato gráfico con imágenes a una excelente resolución ilustra estas semblanzas de “yo pregunto” y “tú respondes”, que están formuladas en un tono muy coloquial y directo, de gran confianza con el personaje interpelado. En sus páginas también incluye una sección más o menos convencional, la de crítica de discos, que ofrece dividida en dos partes y bajo el título genérico de “Antes crítica que sencilla”.

La parte más entretenida y diversa es la dedicada a reportajes monográfico de muy distinta índole, como sus especiales sobre el sello Malevolent Creation, el local de conciertos Frenopátiko -un clásico presente en la noche viguesa desde 2004 a 2020- e incluso un ensayo sobre Oscar Wilde y su obra “El retrato de Dorian Gray”. Isma López realiza asimismo una de las reseñas más divertidas que hayamos leído del recopilatorio “Ellas son Eléctricas”, además de abrir sus intereses a los videoclips del apartado “Ojos de Metal” y al Séptimo Arte con el dossier sobre el cine musical: “Hablando de cine en el fanzine”.

La sorpresa editorial de la temporada llega de la mano de la ya clásica “La Cataluña Metálica”, que se descuelga con un alarde que para sí quisieran algunos estudiantes de Bellas Artes. Albert ha diseñado una caja troquelada del tamaño de una cuartilla, cuyo interior está lleno de fetiches e información de todo tipo sobre el pasado del Metal en la nacionalidad histórica. El invento recuerda a los soportes creativos de algunos artistas jóvenes, que llegaron a vender sus obras en un contenedor cultural muy similar.

En esta especie de “caja sorpresa” hay afiches en cartulinas de colores únicos -tanto en cuartilla como octavilla-, otros a todo color, dípticos biográficos, carteles de conciertos a dos tamaños distintos y el collage de fotos de un festival, y hasta una chapa, un marca páginas y un póster en DIN A3. El contenido se completa con la reproducción de un entrada histórica, postales de una o dos caras -con biografía, sin ella o con la relación de componentes de la banda en aquel preciso momento-, ofertas de compra y códigos descuento en un par de compañías y producciones independientes, dos adhesivos e incluso dos posavasos.

Para no desvelar la sorpresa de qué grupos son objetos de cada tratamiento, digamos que en nuestro particular “cofre” encontramos fotos y textos sobre los grupos 11Bis, Alyanza, Arcángel, Ariadne, Asylum, Blutaxt, Bronce, Cruzada, Defecation King, Excess, Fahrenheit, Fuck Off, Hydra, In Extremis, Legion, Lórien, Metrakillator, Perversión, Satán, Tarko, Tigres, Tumort… la legendaria sala Metal y los festivales Metal Attack 2003 y Rocknellà 1991.

En lo que es estrictamente el número 6 de “LCM”, Paulí Gil abre el contenido escrito con una “Carta al lector”, complementaria de la editorial que Albert Solé incluye en la caja bajo el título de “Destrucción” -en ella explica muy bien el espíritu de este experimento editorial-. A partir de ahí vuelven las encuestas-formularios a bandas históricas como El Dr Quique-än y otras todavía en activo como Four Noses o Vrademargk, al tiempo que se suceden las reseñas de formaciones del pasado como Arkane, Attack, Cyborg, Láser Rock, Runic, Attack y Nebraska -estas dos últimas por cierto con componente femenina-. Nuevas bios son las de los aún en liza Barbarian, Saüc y unos recién llegados Savaged.

En estas 24 páginas también hay sitio para una entrevista Gaby Alegret, de actualidad por su nuevo disco junto a Gaby y los Salvajes- y una nota sobre el festival Rocknellà en su edición de 1989.

Leo Cebrián Sanz