El pasado lunes 4 de febrero tuvimos la ocasión de asistir a la presentación de tres de los temas que integrarán el próximo EP de la banda madrileña a la que da nombre su vocalista. El acontecimiento se celebró en un entorno de lujo: el Real Café Bernabéu, en el interior del estadio de fútbol madridista. En el adelanto proporcionado a la prensa especializada presente en el evento se incluyen tres pistas. La primera de ellas corresponde a «Soldado de honor», una canción ya conocida por el vídeo difundido en el mes de junio a modo de avance del disco.

«Última etapa» y «Quién te salvará» son los otros dos títulos que ya conocemos del que debería ser el álbum que otorgue a la banda la visibilidad y popularidad que anda buscando desde su fundación en 2011. El segundo de los singles lo escuchamos por primera vez en mayo de 2017, en otra de esas entregas periódicas de clips promocionales con las que Rabia está administrando la difusión de sus composiciones.

La comparecencia ante los medios sirvió también para proyectar en exclusiva el audiosivual de «Última etapa», que justo se estrena hoy a las 08:30 horas en YouTube, además de demostrar el estado actual de la formación en una breve sesión acústica. La última vez que les vimos sobre un escenario fue en el autoreconocido como «no-concierto» como teloneros de Guadaña en la madrileña sala We Rock, donde una serie de problemas técnicos opacaron su actuación.

Esta vez no fue así, por supuesto, ya que el quinteto -cuarteto para la ocasión- está creciendo a pasos agigantados en su consistencia artística como proyecto grupal. El protagonismo de la vallecana respecto a sus compañeros es indiscutible, pero el concepto «Rabia Pérez» cada vez se ve más reforzado por un trabajo colectivo que apunta a banda y no a banda con cantante carismática, que es de lo que podría haber pecado el planteamiento original.

La personalidad, simpatía y belleza de Rabia juegan a favor del combo, ya que le dotan de un atractivo y singularidad con difícil parangón en el panorama del Rock nacional. La cantante interpreta en castellano y sus letras son sociales y con mensaje, dos singularidades que no deberían serlo en condiciones normales, y que por lo tanto merecen ser tenidas en cuenta como sendas virtudes.

El futuro del grupo pasa por dar el paso fundamental de salir de Madrid y actuar más en otras plazas, una opción perfectamente válida para una de las formaciones más prometedoras surgidas durante esta década. La producción de Alex Cappa se nota y mucho en su última grabación. Han hecho muy bien en confiar su sonido a uno de los ingenieros más infalibles del momento, cuyo currículo comienza a resultar inabarcable: Bloodhunter, Bones of Minerva, Dawn of the Maya, Kitai, Shinova, Vita Imana y un largo etcétera de consagrados y promesas, a los que ahora se añade el peculiar cruce de texturas que practican Rabia y su gente.

En otro orden de cosas, la vocalista incluso sabe lidiar con situaciones tan incómodas como la vivida durante la ronda de preguntas, cuando un elemento ajeno a los habituales de estas convocatorias trató de convertir la tarde en un show de monólogo y comedia con poca o ninguna gracia. El espontáneo en cuestión se distinguió por lo inoportuno de sus comentarios, absolutamente fuera de contexto, logrando poner en tensión a la sala durante sus interminables e inconexos circunloquios. Por fortuna, esta actitud -fruto quizás de sus problemas personales de socialización- fue perfectamente neutralizada por la sonrisa y la exquisita educación de Rabia Pérez, que desde luego está muy por encima de estas pintorescas eventualidades.

Leo Cebrián Sanz