La pasada semana se presentó en Madrid «Vergüenza», el vigésimo disco del grupo sevillano Reincidentes. El acto tuvo lugar en una de las sedes madrileñas de la SGAE -la correspondiente a la AIE, Artistas, Intérpretes y Ejecutantes-, donde el guitarrista Finito de Badajoz y el cantante Fernando Madina fueron comentando una a una las canciones de su nuevo álbum.

Nunca había asistido a una rueda de prensa de la icónica banda del Punk-Rock sevillano -Rock Estatal para otros- y me sorprendió lo politizada que sigue su visión del mundo. Como dicen los argentinos, no ha «transado» el compromiso social de estos músicos que son referencia fundamental de aquella quinta de 1992, la que definió la década del Rock Urbano y social de toda una década.

«Vergüenza» es pues un reflejo de sus inquietudes actuales, aquellas que van desde la denuncia del imperialismo estadounidense, con o sin Trump («Agítese antes de U$Á») a la preocupación por la destrucción global del medioambiente («Planeta muerto») o la diatriba de «La misa final», que dirige las iras hacia la Iglesia católica y sus casos de pederastia.

Sin miedo a ese calificativo de «panfletarios» con el que muchas veces se les ha querido etiquetar, Reincidentes reparte a diestra («Ciudadano K-K», dedicada al partido de Albert Rivera) y siniestra (una versión del popular e infantil «Susanita tiene un ratón» dedicada a la presidenta de su Comunidad, Susana Díaz). Para curarse de posibles demandas de la familia Aragón -Los Payasos de la Tele-, este cierre de la trilogía dedicada a los mandatarios de la Junta de Andalucía se «maquillará» como pista extra de la versión digital de «Vergüenza». Antes fueron «Vorvolla ¡Premio!» y «Chavi» y ahora llega «Susana I de Andalucía».

También en clave local hay que entender su denuncia del «régimen del 78» -aquel que dio como fruto la tan cuestionada Constitución que rige los destinos del país-, al que atizan duramente para celebrar que «Se acabó la fiesta». Por su parte, «Vuelve la esclavitud» aborda la precariedad como condena económica de las clases sociales más desfavorecidas, especialmente en esta parte del sur de Europa.

En esa misma línea de fiel reflejo de un determinado tipo de izquierda política se encuadra «Terrorismo». Por su enfoque, esta crítica a la «ley mordaza» que al mismo tiempo es un alegato en defensa de la libertad de expresión recuerda mucho a «Stop criminalización» de Boikot. De hecho, hasta el videoclip de la canción está dirigido por Alberto Pla, uno de sus componentes.

Tras esta especie de lectura musical de la nueva prensa surgida a raíz del 15M (Diagonal, La Marea, etc.), el quinteto se vuelca en asuntos más personales, como la relación paterno-filial de «El desafío», la lucha de los transexuales («Agarrar la vida») -con letra del hijo del vocalista-, la complicidad de la pareja en «Dentro de ti» o la dedicada al «Hermano» autista del propio Fernando. «¿Por qué los llantos?» surge de la frustración de comprobar cómo el mal (casi) siempre vence al bien. Finalmente, la «Pasión» por la cerveza relaja un poco esa tensión emocional que resulta casi consustancial a los repertorios de Reincidentes.

¿Y la música? ¿Dónde queda la música ante semejante avalancha ideológica o de introspección personal? Pues en este caso los sevillanos aprovechan una excelente producción de estudio de su equipo habitual para incursionar en pequeños arreglos que puedan hacer más variado su patrón de composición. En su comparecencia, Madina y Finito se refirieron con mucha precaución a ciertos sonidos cercanos al Grunge, el Rock de los Stones, el Pop o el Jazz. Lo hicieron con cautela porque a la postre el estilo Reincidentes sigue siendo básicamente el mismo.

Los sevillanos son desde hace muchos años una formación que conoce sus virtudes y limitaciones, y asumen con profesionalidad su condición de «consentidos» de la escena del Rock combativo. El público sigue fiel y su misión es por lo tanto esforzarse en no repetirse y tratar de evolucionar sin perder el respeto por la propia esencia. En los últimos años optaron por la independencia a la hora de editar sus discos y producciones multimedia -como la de su completísimo ‘Awkan’-, pero su regreso a Maldito Records facilita las cosas a la hora de la promoción y distribución de su música.

Leo Cebrián Sanz