Azor fue un grupo madrileño fundado en 1986, que interpretaba Rock Melódico en la línea de los Alcaudón del segundo disco. El cuarteto lo formaban el cantante Víctor García, el bajista Rafael Herrero y el batería Omar Venegas, además de Alberto Martín Villalba, compositor único de todos los temas y que se encargaba de la guitarra solista, la guitarra sintetizada y la segunda voz. Fueron un precedente de la autoproducción que se generalizaría con la llegada del CD, ya que su primer álbum, «Luna» (1987), lo editaron bajo su propio sello, Azor Producciones. La grabación fue producida y dirigida artísticamente por el propio Martín Villalba, y en ella colaboró el saxo tenor Víctor Gutiérrez.

La historia de Martín venía de atrás, ya que había formado parte de The Moon, una formación madrileña de primitivo Rock Duro que fue de las primeras en grabar dentro de lo que se conoció como postfranquismo o primera transición. Se estrenaron en 1975 con dos canciones para el primer volumen del recopilatorio “Viva el Rollo”-y otras dos como acompañamiento de Mariskal Romero en el mismo vinilo- y cerraron su discografía con el sello Chapa con un single tres años después. Alberto decidió seguir por su cuenta, mientras que sus compañeros fueron fichados por Columbia como parte del grupo Satén, que en 1982 llegaría a publicar un disco titulado “La Fuerza del Rock”.

Una de las gestas de Azor fue la de poder presentarse un par de veces en un plató de televisión, con la confianza del programa como decisivo aval. Al igual que los andaluces Shalom, también ellos participaron en “A Tope”, en una época en que Televisión Española abrió sus puertas a las bandas noveles que sólo contaban con maquetas o primerizas grabaciones. Los singles promocionales «Héroe» y «Dentro de ti» fueron las dos canciones elegidas para esos diez minutos de difusión en una televisión pública que hoy suenan a ciencia-ficción. Pronto se ampliaron a quince con una nueva sesión reservada a la balada «Luna».

Los músicos de Azor decían estar influenciados por el Blues y el Jazz, pero fueron sus coqueteos con el Pop-Rock los que colocaron su música en una peligrosa indefinición. Otras veces -las más afortunadas- sonaban a un Hard Rock muy pulido y elegante, de suaves formas cercanas al AOR. El segundo disco recibió el título de «Un Día de Estos» (1988) y también se comercializó bajo la misma etiqueta.

Leo Cebrián Sanz