Sucedió hace unos diez días durante un concierto de Asfalto en las fiestas del distrito madrileño de Arganzuela. Un amigo me presentó a uno de sus colegas «del progresivo» y éste llevaba una faltriquera de la que asomaban algunos pliegos en papel. Los documentos resultaron ser las páginas grapadas de un fanzine tamaño cuartilla, que el susodicho llevaba para su venta directa a otros aficionados al rock sinfónico y setentero.

No pudimos resistir la tentación y por apenas tres euros nos hicimos con esta publicación llamada «El Chamberlin», que es de lo mejor que hemos visto en años en materia de revistas musicales especializadas.

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Según afirman en la página dedicada a los créditos, «El Chamberlin» nace como autoproclamado  nombre para el grupo de amigos que se reúnen periódicamente  con el objeto de dar salida a su afición común por el eclecticismo musical y por extensión y homenaje a ellos bautiza a esta revista, que intenta reflejar el espíritu que preside nuestros encuentros».

Su última entrega supone el número 17 de la colección y se publicó en mayo del presente año. Su contenido es bien representativo de los gustos que defienden sus promotores y los grupos y estilos sobre lo que ilustran sus colaboradores: Colosseum, 1968-1971, Observaciones sobre el 2015 en lo musical, Neon. El subsello «vanguardista» de RCA, Palinckx versus Vlek. Músicas en la encrucijada, ¿La música absorta? Por qué escribir sobre música, Discos, Tomás Fernández Girón. Viajero analógico al amparo de los sueños, Klezmerson. Teatro Manzoni, 15/11/2015, Zappa plays Zappa. Melkweg, Amsterdam. 24/10/2015, Retroshow. Dio. 27/09/2002, Leño y T opo. 7/2/1982, Naúfrago en el mar de los metales. Granada: España año 75 y Rock’n’roll fiction. Wishbone Ash.