Steve Vai volvió a conquistar al público madrileño. La Riviera presentaba buen aspecto. Ni las vacaciones de Semana Santa ni la reciente visita de Vai en el ciclo de conciertos Noches del Botánico del año 2022 frenaron las ganas de cientos de aficionados ansiosos por disfrutar de uno de los instrumentistas más expresivos de las últimas décadas.

No es fácil cautivar al respetable realizando un concierto de dos horas y 20 minutos dedicadas a la música instrumental, pero Vai es de otra galaxia y arrasa cualquier actitud escéptica ante su propuesta. Lo lleva haciendo muchos años y las décadas de trayectoria no le convierten en un artista acomodado o distante con sus fans. Al contrario, desprende afecto y agradecimiento al público y es capaz de ser un gran frontman detrás de su Ibanez.

El virtuoso norteamericano no tiene complejos; en sus conciertos se pueden escuchar sonidos experimentales, en algún caso extravagantes, pero siempre excitantes. Sus notas, examinadas con detalle por los guitarristas, también deleitan a los profanos de las seis cuerdas que nos sumergimos en una atmósfera sugerente, muy bien acompañada por unas proyecciones llenas de colorido con motivos naturales o escenas de la histórica carrera del protagonista, entre ellas esa mítica película titulada «Cruce de caminos». 

Personalmente, supone un gozo especial escuchar piezas con tempos bajos («Zeus in chains», «Greenish blues»…), donde los matices de sus punteos y adornos se perciben con mayor claridad. El concierto dejó momentos emocionantes para los espectadores y los amantes de las instantáneas de móviles, como la exhibición con The hydra (instrumento de tres mástiles que representa el culto máximo a la guitarra y bajo eléctricos) o la aparición de Danny G, español que forma parte del equipo técnico de Vai y que engrandeció uno de los temas emblemáticos («For the love of god») con una voz propia de un cantante de ópera. Fue el único instante con acompañamiento vocal.

Hasta los solos de los otros miembros de la banda fueron entretenidos. Los acompañantes también tuvieron sus instantes de protagonismo; desde el espectacular guitarrista y teclista Dante Frisiello, albajista Philip Bynoe o Jeremy Colson, que también derrumbó mi escepticismo hacia los solos de batería al realizar un solo brillante y dinámico.

Javier del Valle