La noche del pasado sábado 28 de abril descargó sobre Madrid una tormenta llamada Stop, Stop. Este trío de Sleazy Rock terminó su actuación como corresponde a una banda que aboga por la diversión en estado puro: tocando con sus instrumentos tras la barra de la sala La Mala, en el confluencia de los barrios de Aluche y Carabanchel. Unos chupitos del whisky Jack Daniels animaron el recorrido del trío por el local, que se paseó por su interior como en una «romería» del Glam más puro y sin prejuicios.

No nos extraña que Stop, Stop lleven desde 2011 instalados en el Reino Unido, donde seguro que aprecian en su justa medida su personal visión del Hard Rock maquillado y efectista. En esta gira también tocarán en Alemania, Italia e incluso Grecia, como parte de la juerga continua que supone un repertorio basado en tres discos: ‘Unlimited’ (2010), ‘Join The Party’ (2014) y ‘Barceloningham’ (2016), un imaginario lugar entre BCN y la ciudad inglesa de Birmingham.

La velada capitalina se venía arriba cada vez que su cantante y bajista Jacob A.M. despertaba a la audiencia al repetido grito de «¡Hijos de puta!», consiguiendo con su implicación que el espectáculo no decayera en ningún momento. Hacía mucho que no escuchábamos los ecos gloriosos de unos Poison, Ratt o Enuff Z’Nuff, por citar tres de las ramas de ese fecundo árbol con semillas de Kiss y Alice Cooper. La imagen de Stop, Stop nos recordó incluso a la de unos Bella Bestia o aquellos locos asturianos de Babylon Chat.

Este trío que completan Vega (bajista y coros) y Danny S (batería y coros) lleva en la carretera desde 2007, trabajando a su modo y manera por hacerse un hueco -como así está ocurriendo- en prestigiosos festivales como el norteamericano Rocklahoma o el británico Legends of Rock. Le cantan a una spanish woman llamada «Lola» e ingieren el afrodisíaco conocido como ‘Spanish fly’, así que no parecen haber perdido sus esencias locales en esta alocada trayectoria de un 2018 entero de actuaciones que cubren desde enero a diciembre. Suelen tocar frente a una audiencia de lo más paritorio, lo que siempre se agradece a la hora de ver caras nuevas en los conciertos.

Leo Cebrián Sanz