A veces no importa el signo político de quien gobierne un Ayuntamiento para que la máquina burocrática y administrativa de sus Juntas de Distrito pase por encima de cualquier consideración de sentido común y generosidad con los ciudadanos. Desde antes del verano, la nueva víctima cultural de la corporación madrileña es la sala Wild Thing, situada en el número 2 de la calle Martín Machío, en el distrito de Chamartín.

Los responsables del local se han topado con la cerrazón de la alcaldía, que exige iniciar desde cero un procedimiento administrativo que permita autorizar la reapertura de la instalación. La gerencia del local denuncia que un funcionario de la Junta de Distrito «se equivocó en la emisión de la licencia hace 28 años (…). Y la solución es pedir una licencia nueva y volver a pagar. Ayer funcionarios del ayuntamiento se reían con el caso. A nosotros no nos hace gracia».

Uno de los bares musicales más veteranos de la ciudad ha cumplido este año 28 años de actividad constante en la difusión de la música Rock y Pop independiente más vinculada a la tradición británica. Este acoso por parte de los concejales responsables recuerda mucho el proceso sufrido en su momento por el añorado Hebe, el santuario del Rock en Vallecas, cuyo fundador murió hace unos meses.

El Wild Thing fue clausurado el pasado 8 de mayo por un problema burocrático que es responsabilidad directa del Ayuntamiento. La obsesión legalista de la actual alcaldía se enmarca en cierta vocación municipalista por el derribo a la disidencia cultural, tanto desde la derecha como desde la izquierda. Al parecer, detrás de esta nueva frivolidad del Ayuntamiento -antes con Carmena, ahora con Almeida- está en la concesión a una empresa privada de las gestiones de concesión de licencias, apertura de locales y control de su legalidad administrativa. La medida se implementó para evitar el menudeo de la corrupción durante el nefasto mandato de Ruiz Gallardón, pero he aquí el resultado de la falta de control del Ayuntamiento sobre sus gestores «de última instancia».

La incertidumbre por el futuro de este clásico del Pop-Rock en Madrid tiene muy preocupados a los clientes habituales del pequeño circuito de bares musicales del barrio de Prosperidad. El Wild Thing se localiza muy cerca de la zona de la calle Corazón de María, en cuya área residencial se encuentra este icono del buen gusto musical. Esta incertidumbre se suma a los rumores estivales sobre el cierre -voluntario esta vez- de otro insustituible de la «Prospe»: el Garaje Hermético de la calle Eugenio Salazar, 56, que por fortuna aún no se ha hecho realidad.

El pasado 26 de agosto, el Facebook del Wild Thing comunicaba las últimas novedades de este molesto «culebrón del verano»:

«Hola a todos.

Estamos dando tiempo al Ayuntamiento para que nos dé una contestación. Es dura para nosotros la espera, pero vamos a darles una nueva oportunidad para que solventen sus problemas. Esperamos en septiembre daros buenas y nuevas noticias.

Un saludo y gracias. Sois increíbles. Necesitamos que nuestro silencio se convierta en música».

Leo Cebrián Sanz