Lección maestra de los murcianos a la hora de encarar una presentación en la capital con dignidad y actitud. Pese a una reducida audiencia inicial (que por fortuna fue aumentando en número y entrega a medida que entraba el público post-concierto de la Moby Dick), el espectáculo global fue un ejemplo modélico de calidad y buen gusto.
Para empezar, por el artista elegido como acompañante previo y el formato en el que se presentó. Pau Monteagudo, cantante de los históricos Uzzhuaïa y actual vocalista de Corazones Eléctricos, se atreve a salir a un escenario con una guitarra y el planteamiento acústico de un recital de cantautor. Pese a su imagen cuidada -claramente deudora del Glam y el Hard Rock elegante de su banda más conocida-, las formas desnudas de sus canciones convirtieron por una noche a Pau en una especie de trovador del Grunge o Rock Alternativo, que irremediablemente nos recordaba el final de la película ‘Rock Star’, cuando Mark Wahlberg «redime» su pasado Heavy con una resurrección de cantor de sentimientos y reflexiones. Por fortuna, nada hay de impostado en esta nueva faceta de Pau, que se defiende muy bien en la distancia corta, explicando sus composiciones al público y sorprendiendo con algún recurso interpretativo propio de locales como el emblemático y madrileño Libertad 8.

Por parte de Doble Esfera tocaba presentar el EP “La Nueva Era del Rock”, del que por supuesto sonaron sus cuatro temas: el homónimo, “Fuera de control”, “Ricky Rock” y “La momia”, que interpretaron en un mismo y ya avanzado fragmento de su recital. Pero además, la banda concedió a su anterior largo, “Futuro”, el protagonismo del que no pudo disfrutar en esta ciudad. Cabe recordar que aquel concierto programado para el primer sábado en que España comenzó a parar su actividad por culpa de la pandemia fue de los primeros damnificados por la situación de alerta sanitaria. La banda tuvo que suspender su concierto del 14 de marzo de 2020 y dejó sin presentar el álbum en la capital, así que por fin fue el turno de escuchar varias de las mejores canciones de aquel trabajo: la propia “Futuro”, “La cuarta esfera”, “Padre” y la inicial ‘Three sisters’ -con la que además comenzaron la noche-.
El resto del repertorio recorrió todo su bagaje artístico: desde el debutante “Mi Universo” (2012) -con “Doble o nada”-, el EP “El Baile de los Necios”(2015) -el tema que le daba título, “2030” y “Noches de fuego”- y aquella grabación con la que escalaron en la industria: “Rock Duro del Siglo XXI” (2017) -con la canción bandera que lo bautizó y “Cara a cara”-.
“Quién salvará el Rock and Roll” -un tema de Corazones Eléctricos, grupo de Pau Monteagudo en el que participó en escena el propio artista invitado- y una eufórica versión final de “Noche de Rock ‘n Roll” fueron las alicientes ajenos de un cancionero muy bien compensado, que reguló perfectamente los tempos de intensidad y diversión. Hubo incluso una divertida parte de puro espectáculo cuando vocalista y guitarra se vistieron con camisas hawaianas y máscara mexicanas para la interpretación de “La Momia”.
La formación alicantina demostró su acierto al haber fichado a un contundente batería, Patricio Jiménez, que además reforzó las líneas vocales del cantante Eladio Ruipérez con unos ocasionales coros que mejoran el resultado de la canción. Won Bassman toca su bajo con entereza y resolución y la guitarra de Antonio Elzaurdia es hoy por hoy una de las que más y mejor aporta al Rock Duro que se hace en nuestro país.
Un par de cajas fijas que a veces expulsaban humo elevaban a sus dos músicos principales (Antonio y Eladio), para dar un poco más de «rollo» y espectacularidad a su manera de moverse sobre las tablas. El vocalista se deja el pellejo en cada canción y tira de oficio para salir bien parado en los tonos altos, sin más descanso que el de una episódica pandereta para respirar un poco y seguir con su tour de force vocal. Así que señores y señoras, den desde casa un sonoro aplauso a una banda que se merece más atención y reconocimiento, tanto de la crítica como del público y la industria (hola, festivales… ¿hay alguien ahí?).
Leo Cebrián Sanz
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