Madre del amor hermoso… ¡Pero si esta gente ya estaba dando guerra en los años 90! A comienzos de aquella década, discos como su homónimo debut en 1992 o «Stop miseria», de 1994, pusieron a la banda en la órbita de la experimentación con el Funk, el Rock y el Metal. El fuerte apoyo de la independiente Gor les permitió -méritos propios aparte- girar en 1995 por Suiza, Alemania y Holanda.

El muy metalero «Ciudadano Masokista» (1996, Boa Records) y el mestizo cruce de estilos que proponía «La Vida Ke Kotxina Es» (1998, Milagritos) les colocaron en una dignísima segunda fila, que supieron mantener con bastante actividad en directo. De un sello a otro, pero siempre bajo buenos paraguas. La segunda marca, muy vinculada a Soziedad Alkohólika, fue la que les impulsó a adquirir cierta popularidad más allá de su Navarra natal.

Los músicos de la localidad de Estella siempre estuvieron un poco a la sombra de sus paisanos Koma, pero ello se debió entre otros motivos a que la formación quiso cambiar de estilo varias veces. Su tercer giro importante lo dieron en 2000 coincidiendo con el regreso a Gor, cuyo catálogo de Flitter engordó con «Rastafari mamao», otra «excursioncilla» de las suyas, esta vez por los terrenos de la música negra. Su cantante fue entonces Miguel Leoz, vocalista de Suburban, con el que culminarían la primera parte de su historia. Junto a él trabajan para Flitter hoy en día Javier Zurbano (guitarra y coros) y Carlos Elizaga (batería y coros), tras el reciente abandono de Unai Lage (bajo), al que ha sustituido Borxa Otxoa.

Tras un pionero -para lo que vendría después- incidente de censura con la canción «Ke hace akí» y su posterior y consecuente grito contra los temas «Censurados», Flitter cerró su inicial 50% con el autoproducido «Mirarhaciadentro», ya en 2003. Aquel sonido de un guitarreo electrónico muy bailable reaparece en su última producción, que incluso ofrece un «Mirarhaciadentro 2.0».

Diez años estuvo durmiendo la bestia hasta su despertar en el hogar de Maldito Records, que ya les ha publicado «Rabioso» (2013), el EP de versiones ‘Flitter After Dead’ (2014) y el flamante «Depredador». El productor vuelve a ser Frank Ramírez, el ingeniero que tantos trabajos de Flitter ha sacado a la calle desde los mandos del estudio.

Desde luego, el caso Flitter se puede equiparar hasta cierto punto con el devenir de Hamlet, una referencia fundamental para entender la evolución artística como la razón de ser de todo un proyecto. También ellos interpretan en castellano sus ácidas críticas a la sociedad en la que nos movemos, sin que la madurez haya acabado con sus ganas de incordiar. No nos extraña pues que hayan hecho una versión de «Tiempos nuevos, tiempos salvajes», de los tan últimamente reivindicados Ilegales.

Leo Cebrián Sanz