En el año 2010, cuando el mundo de la creación artística vinculada a la identidad sexual vivía un momento único de validación social, el ensayista musical Andrés López Martínez publicó “Música Gay”. El título se antecedía de una curiosa matización: “Historias, excesos y tribulaciones de la mal llamada Música Gay”. Para aclarar conceptos, el autor recurrió a una presentación previa en la que exponía claramente que los motivos del estudio se debían a una cierta compensación histórica hacia los agravios recibidos por el colectivo en lo tocante al mundo de la música popular.

Su trabajo de campo lo elaboró mediante entrevistas a los músicos Nacho Canut y Andrés Lewin, a quienes secundaban los activistas Àngel Llorent, Roberta Marrero y Jordi Petit, autor del prólogo “La homofobia crea respuestas, la música es otro frente de afinidad en la comunidad LGTB”. También figuraban en esta comunidad de voces autorizadas la periodista Patricia Godes y la artista ya fallecida Shangay Lily, quien ya comenzaba a alzar su voz en contra de la capitalización de la diferencia sexual. Sus intervenciones son precisamente lo mejor del ensayo, ya que el resto del libro se ciñe a un recorrido cronológico que va desde la música clásica al momento mismo de la edición de la obra.

Casi todo el contenido es relativo al ámbito internacional, abarcando tanto el panorama en la América de habla hispana como las lógicas menciones a lo que ocurría en Gran Bretaña y Estados Unidos. Los capítulos “La copla española” y “La bendita, que no bendecida, Movida madrileña” se ocupan de nuestra propia escena, aunque en materia de Rock apenas hay menciones y de hecho en uno de sus epígrafes se identifica la canción “El que quiera entender que entienda” como obra del grupo Finisterre (obviamente, Mägo de Oz).

No falta sin embargo ni uno solo de los nombres que escribieron la historia -desde Billie Holiday y Chavela Vargas a adalides de la ambigüedad como David Bowie o Lou Reed. Elton John (suya es una de las dos citas de apertura junto a la del periodista y escritor Boze Hadleigh), Freddy Mercury, New York Dolls e incluso nuestro ‘Metal God’ Rob Halford se funden así con Amanda Lear, YMCA, Boy George o Marc Almond, entre decenas de referentes más. Dieciséis páginas de imágenes en color dan un poco más de glamour a este recorrido por los iconos del proceso de normalización de la diversidad sexual.    

Como apéndice final se incluye una selección de “Música de ambiente”, que es una prescripción listada de “Algunas canciones”, “Otras sugerencias, en formato larga duración (vinilo o CD)” y bandas sonoras originales de películas (“B.S.O.”).

Leo Cebrián Sanz