En los últimos días hemos comentado la obra de varios cantautores rockeros o proyectos cercanos al pop como el del grupo Sin Mala Intención y cerramos de momento el ciclo con la presencia de Juanfra Cordero, un aventajado alumno de la escuela Joaquín Sabina -tan vinculado últimamente a Leiva «Pereza»-. La sombra del maestro es alargada, porque incluso ambos proceden de la misma ciudad y provincia: Úbeda, en Jaén. Su nombre se suma a los ya reseñados en esta web de los jóvenes Xavi Nuez y Fito Rodríguez, aunque el andaluz ya es todo un veterano en estas lides.
Juanfra nos gusta más cuando se electrifica y opta por la senda de Quique González (por poner un ejemplo), aunque obviamente el tipo tiene su estilo personal y a medida que ha ido cumpliendo años ha dejado sus referencias más directas a un lado para construir su propia arquitectura músico-literaria. Sus letras marcan la diferencia, y de hecho es autor de tres libros de poemas: «El libro de poesía que escribí una noche», «Nacer de nuevo» y «Poemas del tiempo».
En este 2017 el artista está de enhorabuena y celebración, ya que ha reunido sus catorce mejores canciones en un álbum acústico titulado «Nadie agradece nada (En vivo)». El repertorio ha sido escogido de entre su producción previa: «De bares y borrachos» (2015), «Destierro de tu boca» (2012) y «Sin moverme de mi silla» (2010). La grabación en directo tiene su precedente en otra similar del año 2000: «Concierto en la Plaza Vázquez de Molina (En Directo)».
A sus cuarenta y un años, Juanfra Cordero camina libre con la independencia que siempre da la autogestión y una carrera profesional paralela como arquitecto y antropólogo sociocultural. Su inspiración en diversos estilos musicales se manifiesta fecunda, ya que igual abunda en el rock que recurre al corrido mexicano o a la intimidad y vocación canalla de un Dylan o un Cohen para dar voz a sus confesiones de bares y amores. Tanto en directo como en estudio le acompaña una solvente banda de músicos de la zona, que le saben dar el contrapunto necesario a la hora de realzar la estructura desnuda de sus composiciones.
Leo Cebrián Sanz