Partiendo de que todo lo que se publica en las redes sociales es público, nos atrevemos a reflejar esta conversación que encontramos hace unos días en Facebook entre Ángel Santamaría (cantante de Arkania) y Francisco J. Morales, también vocalista del grupo Leprosy Terror, en la que una vez más nos damos cuenta de lo duro que es el camino para casi todos los músicos de Rock, excepto muy pocos afortunados.
- Ángel -Arkania-: «Je, je… ¡Me encanta! A la pregunta de por qué Arkania no sigue tocando (por esos pueblos de dios) y a mi respuesta de que los
miembros tenemos actualmente unas ocupaciones muy restrictivas y que tenemos hijos, y además ya tenemos una edad como para ir perdiendo tiempo y dinero con esto, el contraataque siempre es el mismo: ‘Pues mira los Rolling o AC/Dc, también tienen una edad y ahí están’. Me quedo mudo ante tanta ignorancia en estado quasi físico, palpable, ¡escandalosa! Intento explicar que los Rolling o AC/DC, o tantos otros en los años sesenta ya actuaban y vendían discos porque existía un sector en la industria internacional que se dedicaba a ese campo, que esas bandas se formaron cuando sus miembros eran veinteañeros y que, con el paso del tiempo, esos miembros han crecido, madurado y se han hecho ancianos; aquí en España también tenemos casos así en Barón Rojo u Obús pero las comparaciones son tan distintas que no merece la pena discutirlas. ¡Pues no lo entienden! Si Paul Stanley está peleando cada noche por mantener el cuerpo en condiciones para ofrecer su show y Rob Halford, cuando llega al hotel, tiene en la mesita 54 pastillas distintas para sus dolencias propias de la edad, no entienden que esas personas ya llenaban giras con 25 años y que han seguido llenando hasta nuestros días porque son leyendas. Pero poner esos ejemplos para el resto de grupos… No me veo yo con 60 años en una tarima en medio de la plaza de un pueblo con 300 personas delante mirándome fijamente la calva y cobrando 300 euros (para todo el grupo) y una bonita cena a base de bocadillos de chorizo y pinchos morunos. ¿Cuándo aprenderéis, carajo?, ¡que ya es hora!»
- Entre otras respuestas, Francisco -Leprosy Terror- cuenta la triste historia de su banda: » Lamentablemente aqui la cosa es así. Si no, mira mi grupo: El año pasado Leprosy Terror celebramos los 30 años como banda, comenzamos a grabar nuevo CD despues de casi 20 años sin sacar nada, una grabación que comenzamos poco antes de que muriera Lemmy y aún no está terminada. Nos lo está grabando un colega en su estudio, sin cobrar un pavo, pues después del último bolo que hicimos en noviembre en el ‘Infierno’ de Terrassa (Barcelona), que resultó ser una mierda porque ya la gente no apoya a las bandas como hacíamos antes y ya no van, a no ser toques con alguien medianamente famosete como mínimo. Sólo vendimos 5 entradas y el resto del público eran los compañeros de la otra banda que compartían escenario con nosotros esa noche. Hasta al dueño de la sala le dió vergüenza cobrarnos el porcentaje que se llevan y nos dió integra la entrada. Con los 25 pavos no cubrimos nada y encima fue una mierda de noche y lejos de casa. Pasados unos días, el guitarrista fundador (ahora soy yo el más antiguo) dejó la banda desmotivado. Y y a raíz de eso, el resto de la banda desertó también. Después de unos días hablamos de no dejar esto así, pero que ya no querían continuar con la banda. En cuanto terminemos de sacar el CD (aún no están terminadas las mezclas) haremos un bolo de despedida. Yo inicialmente pensé también en abandonar, pero luego pensé más fríamente: ‘¡Qué cojones!, no quiero que esto termine así, buscaré nuevos músicos y retomaré esto, aunque por mi zona lo tengo muy muy dificil, pero lo intentaré’. A excepción de nuestro último fichaje, el batería, que es un jovencito de 21 tacos, el resto somos mayores; sobre todo el guitarra fundador y yo, que ya rebasamos la barrera de los 40 hace unos cuantos años ya. Y no somos ya unos pipiolos y tenemos nuestras prioridades; uno casado y con hijos, el curro; yo, soltero pero con una cría. Ahora esas son las prioridades hoy en día. Nosotros nunca llegamos a vivir de la música aunque tuvimos un par de oportunidades de hacerlo y las perdimos. Por eso actualmente ensayábamos siempre que podíamos, nos servía de vía de escape de toda la mierda de cada día y, bueno, eso de momento ya se terminó, al menos para mí. Cada día echo de menos esos ensayos, esas risas, las birras, los whiskys…»
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