Ahora que anda todo el mundo comentando para bien y para mal la serie documental «Rompan todo», que la plataforma Netflix ha producido sobre el Rock en Latinoamérica, vamos a compensar un poco su falta de sonidos duros con un recuerdo obligado a la escena brasileña. Ratos de Porao debutaron en 1984 con un disco titulado ‘Crucificados pelo sistema’, que no es sino un enloquecido tobogán de temas de minuto y medio de duración -cuando no de menos de un minuto-, que taladran al oyente con un Hardcore primitivo aunque menos tosco de lo que aparenta.

Cierto es que apenas si se extienden en los dos minutos catorce segundos de ‘Só pensa en matar’, pero en esta cartuchera de dieciseis balas hay incluso algún solo de guitarra -pongan ustedes todas las comillas del mundo a semejante término- y al tiempo unas escalas guitarreras muy básicas y propias del Punk. Joao Gordo (voz), Mingau (guitarra), Jabá (bajo) y Jao (batería) descubrieron Brasil al panorama internacional de la «caña» rápida y veloz, con el aliciente exótico de expresarse en portugués y no en el normativo inglés.

La reciente reedición de este clásico incluyó en vinilo dos cortes nuevos: ‘Condenado’ y «Cerebros atómicos» , registrados en Sao Paulo en noviembre de 1981. Por entonces figuraba en el cuarteto el batería Betinho. Además de un buen ramillete de himnos antiautoritarios y cercanos al anarquismo existencial, el álbum incluye ‘Periferia’, un tema adaptado con éxito por Soziedad Alkohólika para su disco «Diversiones», publicado en 1996.

Con posterioridad Ratos de Porao editarían ‘Descanse em Paz’ (1986), ‘Cada Dia Mais Sujo e Aggresivo’ (1988), ‘Brasil’ (1989) y ya en 1991 llegó ‘Anarkophobia’, que entró en la comercialización internacional de Roadrunner Records gracias a la ola de empatía y simpatía generada por el éxito global de Sepultura. Tras aquellos heroicos comienzos, Ratos de Porao se convirtió en la referencia brasileira en el ámbito del Metalcore mundial y publicó nuevos discos de combativa furia.

Leo Cebrián Sanz