En la biografía de Rob Halford -cantante de Judas Priest-, titulada “Confess”, el protagonista revela que fue arrestado en los baños públicos de Venice Beach (Los Ángeles) cuando el vocalista estaba en búsqueda de acompañamiento con fines sexuales. Fue detenido pero -¡oh, casualidad!- los policías que lo arrestaron nunca hicieron pública la historia porque, parece ser, eran seguidores de Judas Priest. Fue en 1992.

  • Recordaréis que a George Michael le ocurrió lo mismo en Beverly Hills en 1998, seis años después del incidente de Halford, con la diferencia de que este suceso sí saltó a la prensa.

Halford cuenta más detalles en el libro: Esos baños eran un lugar frecuente de encuentros entre gais y él estaba a punto de concretar  uno sin saber que la Policía tenía prevista a esa hora una especie de redada discreta.

En una reciente entrevista, Rob da con las palabras claves: “Estaba haciendo lo que en Reino Unido se dice cottaging, y cruising aquí (EE. UU.) : algunos hombres homosexuales optan por hacer esto, vas al baño y tratas de divertirte un poco con otro chico que está allí por la misma razón que tú”.

Sigue contando Halford: «En ese momento vivía en Marina Del Rey y, para mi ejercicio diario, me montaba en la bicicleta, subía hasta Malibú y regresaba, siempre con una parada [risas] en los baños. (Todo en el área de Los Ángeles). –Tienes que reírte, si no te ríes… ¿qué vas a hacer? Yo estaba sentado en el baño, entró un tipo interesante, caliente, me miró a través del espejo mientras se lavaba las manos, me guiñó un ojo… Le dije ‘hola’, él a mí… y al minuto siguiente saca su placa y me dice que estoy bajo arresto por comportamiento indecente».

El relato del cantante de Judas Priest continúa: “¡Se me pasaron tantas cosas por la cabeza inmediatamente! Me pusieron en una pequeña habitación que estaba detrás de los baños y ya había como cinco o seis tíos allí. Estuvimos sentados, esposados a un banco, dos o tres horas. Luego nos llevaron en una furgoneta a una comisaría, todavía no sé ni dónde estaba, pero lejos, tardamos una eternidad en llegar. Una vez en la comisaría seguíamos todos juntos, esposados, veo unos pies que llegan, me quita la gorra de beisbol que llevaba puesta y me dice: ‘Rob’. Contesto: ‘Sí’. Él: ‘¿Qué estás haciendo aquí?’ –’He hecho algo realmente tonto y estúpido’. Me dijo que le acompañara, pensé que ya estaba libre, y no, me metieron en otra celda a mí solo. Durante la siguiente hora todos los policías de la comisaría pasaron por allí y escuché cómo muchos decían: ‘Sí, el de Priest’.”

Rob Remata la historia: «Pagué una multa, me pusieron en libertad condicional y me declaré culpable. Lo importante es que los policías, la Policía, fueron realmente geniales, porque ellos tienen siempre a medios como TMZ llamando y preguntado si tienen ‘algo’. Muy cortésmente mantuvieron esto fuera de la prensa.”

Cuando se le ha preguntado por qué ha reflejado esta anécdota en el libro, Halford ha aducido: «Es algo de lo que tenía que contar porque sencillamente es conmovedor. Y también por reconocer que es un poco triste que tuviera que tomar decisiones como esta, tan extremas y peligrosas, para conseguir algún tipo de contacto físico íntimo».