A estas alturas ya se ha escuchado con profusión las últimas declaraciones de Roberto Iniesta, cantante y líder de Extremoduro, efectuadas la semana pasada con motivo de la presentación de su segundo disco en solitario, titulado «Destrozares» y subtitulado «Canciones para el final de los tiempos».

Desde Los Mejores Rock queremos contarte también lo que se pudo apreciar en la comparecencia pública, más allá de los titulares y frases destacadas del protagonista. Es importante hacerlo, porque Robe es un personaje que sólo se presta al contacto con la prensa una vez cada dos años. Con todo, su relación con los medios está cambiando a pasos agigantados, y buena prueba de ello fue lo sucedido el pasado miércoles en la sala Truss Madrid, en ese Palacio de los Deportes de la Comunidad autónoma que ahora tiene nombre de tarjeta bancaria.

El ilustre músico extremeño acudió a la cita con un ánimo extraordinario y el orgullo en el rostro. Sin embargo, un viaje en el tiempo ofrece la cara y cruz de una idéntica escenografía. Hace una década, su contacto con los periodistas suponía para Robe todo un calvario que había que pasar lo más rápido posible. Los silencios incómodos se repetían frente a una audiencia cómplice, pero que al autor de «Jesucristo García» le producía un terror escénico descomunal. Su fama de hosco y antipático le precedía, aunque parte de la culpa la tenía su proverbial timidez, ahora superada con creces.

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Una ronda de preguntas con Robe comienza siempre con un breve posado fotográfico y una primera frase que se repite de forma invariable: «Bueno, por mi parte no hay mucho que contar del disco, o sea que mejor me decís vosotros». A diferencia del mal trago vivido en tantas ocasiones anteriores, esta vez Robe responde a cualquier cuestión -por peregrina que sea-, con una sonrisa en la boca y la serenidad de quien verdaderamente parece estar viviendo una etapa personal llena de dicha y satisfacción. Algunas circunstancias de su logística profesional más directa facilitan esta nueva versión del Robe más simpático y reflexivo.

Para empezar, Robe sigue viviendo en Bilbao y su entorno de confianza laboral parece el más adecuado para hacer las cosas con mimo y discreción. Su manager no es otro que Alén Ayerdi, batería de Marea y actualmente en la banda Ciclonautas, que asiste al maestro con el desenvolvimiento propio del amigo. Iniesta graba ahora con El Dromedario, la compañía independiente surgida de esa conexión vasco-navarra a la que no es ajena la presencia de Óscar Beorlegui, el brillante escritor conocido como El Piloto Suicida en los medios escritos del País Vasco, que ahora ejerce como responsable de la promoción. Todo queda en casa…, y cuando no es así y la «morriña» aprieta, siempre están ahí sus raíces extremeñas.

Robe afirma viajar con regularidad a su segunda casa y se diría completamente reconciliado con su tierra natal tras el reconocimiento oficial otorgado hará un par de años por la Junta de Extremadura. Los músicos que le rodean en su proyecto en solitario son paisanos de la tierra de «los conquistadores, no nos quedan más cojones» y en las primeras filas del auditorio abundan los plumillas de la región que le preguntan por su inspiración artística vinculada a Cáceres y Badajoz.

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El que muchos consideran el músico más relevante de los últimos veinte años en España se encuentra en una etapa de inspiración casi eufórica, lo que desde luego es una buena noticia para quienes siguen con detenimiento su obra más íntima y poética… y un disgusto para quienes quieren que vuelva a componer otro «Estado policial». Incluso las formas han cambiado. El nuevo Robe accede incluso a hacerse fotografías con las personas que así se lo solicitan, firmando algún disco entre medias y mostrándose en todo momento como un creador elocuente y con ganas de crecer como artista.

Tras casi una hora de declaraciones, a Robe le toca aprovechar la oportunidad de que la sección cultural de Televisión Española se interese por su trabajo y le abra una ventana en los telediarios de la noche. Le entrevista Carlos del Amor, nuestro «hombre en el ente», que le enseña las colas de las jóvenes seguidores de Justin Bieber. Las fans han acampado desde hace horas para entrar las primeras en el recinto. Robe se ha referido a ellas durante la interviú colectiva, pero lo ha hecho con sentido del humor y cierto cariño hacia la euforia propia de las adolescentes.

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Qué más se puede pedir. Robe ha encontrado su lugar en el mundo y destila armonía y una actitud 100% positiva por los cuatro costados. Está en un renovado punto de ebullición como compositor y ha conseguido un status que le permite hacer lo que le dé la gana: vídeos en los que no figura su rostro, discos que no presenta en directo, una carrera literaria que de momento no tendrá continuidad y, fundamentalmente, las letras y músicas que siente y defiende. Si se lo cuentan cuando en 1989 llegó a Madrid para grabar «Rock transgresivo», seguro que a la vidente le estampa la bola de cristal en la cabeza…

Leo Cebrián Sanz

Fotografías: Diego Cebrián Aguirre.