La segunda banda que tocó en el festival celebrado el pasado viernes 22 de abril en la madrileña sala Rock Palace fue una banda nacida muy cerca, junto a las vías del tren de la estación de Atocha. Se trata de Bajolicencia, un clásico nacido en 2003 que se ha pateado a conciencia el circuito de salas de directo de la capital.

En su día celebraron sus quince años de historia en la sala Caracol, donde precisamente el pasado mes de enero protagonizaron un sonado lleno en compañía de Higgs y Leyenda. También han sido y son asiduos en las agendas de actuaciones en directo de la Comunidad de Madrid, especialmente si se trata de localidades de la zona sur… y el muy distinguido sitio de El Pardo, al norte de la ciudad de Madrid.

La noche de su nueva presentación en el barrio de Embajadores volvieron a coincidir con los cordobeses RqueR, ahora convertidos en A  Trapo. De hecho, se podría decir que ambas formaciones están hermanadas -como hacen los Ayuntamientos entre sí-, ya que llevan han compartido cartel en varias ocasiones. Una de ellas fue la velada vivida en el Ambigú del Teatro Axerquía.

A lo largo de su trayectoria Bajolicencia ha experimentado varios cambios de formación. Su discografía incluye dos primeras maquetas y un tres referencias oficiales: “Sólo Nos Queda el Rock and Roll” -álbum de doce canciones autoproducido en 2008-, «Ojos tristes» (2012), «Noche Sin Fe» (2014) y «Sin Oficio Ni Beneficio» (2019).

Leo Cebrián Sanz