Esta misma semana se ha editado para su venta comercial la película-documental que el pasado año realizó el director Gonzalo García-Pelayo sobre el espíritu de las canciones del grupo sevillano Triana. Este homenaje en toda regla lo firmaba su descubridor y productor, siendo uno de los protagonistas su inseparable hermano Javier, que durante mucho tiempo ejerció de manager del trío fundamental del Rock andaluz.

EL DVD  incluye un extra imprescindible que se titula «Triana: Rock y vida», un «así se hizo» de autor, ya que cuenta con su propio realizador: Pepe Freire. Este segundo audiovisual se subtitula «Agarrados a la cola del viento», en tributo a uno de los más famosos versos de las canciones trianeras. El narrador indirecto es el propio Gonzalo, que apostilla con sus palabras las imágenes que desvelan lo ocurrido durante el rodaje, así como la intención de cada uno de los elementos narrativos y visuales que pone en juego el director.

La música de Triana suena de fondo de esta surtida colección de imágenes del making-of, que va introduciendo los distintos hitos del trabajo cinematográfico mediante una serie de frases explicativas sobre fondo negro. Entre los atractivos más relevantes de «Triana: Rock y vida» están los extractos de actuaciones improvisadas de varios músicos. Uno de ellos es Randy López, antiguo componente de Medina Azahara -ahora en solitario-, que forma parte del combo que interpreta canciones de Triana en un concierto final en recuerdo a los autores de «Sombra y luz». Por su parte, Manuel «Imán» y Raimundo Amador aportan una impresionante jam improvisada que parece sacada directamente del local de ensayo de Jimi Hendrix.

El equipo técnico y artístico tampoco pareció pasárselo mal, como lo demuestran las juergas «rockero-flamencas» que recrean las canciones de Triana en esta autodenominada «película parásita» de «Todo es de color». El film documental ha sido publicado por Vial of Delicatessens y su extra recuerda mucho a su homólogo «Vivir en Gonzalo». Aquel largo reportaje sobre el director sevillano recorría su peculiar filmografía, pero se centraba fundamentalmente en el rodaje de su última obra maestra, que no es otra que «Alegrías de Cádiz».

Leo Cebrián Sanz