Ciudad de México – sala Cosa Nostra – 30.10.2016
Xandria cerró con broche de oro su gira “Fire and Ashes over Latin America” con un emotivo e impecable concierto el pasado domingo 30 de octubre en el Bar Cosa Nostra de la Ciudad de México. A pesar de un retraso de más de dos horas, la agrupación alemana encendió al público mexicano con su cálido y potente metal sinfónico, ofreciendo una memorable presentación.
por Javier Díaz Pinelo
@javier_jdp
http://frankdiazp.blogspot.mx/
La cita fue a las siete de la noche para los VIP y a las ocho para el público en general. Sin embargo, las puertas no se abrieron hasta las nueve, lo que molestó bastante a los asistentes. El retraso además ocasionó que el meet and greet con la banda fuera precipitado y bajo presión: “Saluda, tómate la foto y quítate”. Los integrantes del grupo fueron amables con los fans, pero lucían presionados y algo incómodos, pues sabían, al igual que sus seguidores, que así no debería ser la experiencia de una firma de autógrafos.
Por lo anterior, el concierto arrancó poco antes de las 10:30 de la noche con un público frío, impaciente y molesto. Cuando se apagaron las luces y comenzó a sonar la introducción, la respuesta de la audiencia no fue precisamente de euforia y emoción como normalmente se esperaría, sino una ovación seca. “¡Ya era hora!” sería la frase que mejor describe la actitud de la gente en ese momento. Sin embargo, la poderosísima canción “Nightfall” cayó de golpe para cortar toda la tensión. La audiencia empezó a brincar y a cantar al ritmo de los enganchadores acordes de guitarra de Philip Restemeier y Marco Heubaum. La gente se soltó en gritos y aplausos con la aparición de la carismática cantante Dianne van Giersbergen, cuya dulce voz flechó, desde la primera nota, el corazón de cada uno de los asistentes. “Nightfall” me parece una canción muy efectiva para empezar un show, pues cae con toda la fuerza desde el principio, con coros, remates de batería y arreglos sinfónicos, presentando en sus cuatro minutos de duración todo lo que le espera al espectador. ¡Qué buena forma de abrir un concierto!
Tras los alegres rugidos de la multitud, el grupo siguió con “Bloodon my hands”, una canción que tiene la combinación perfecta entre elementos sinfónicos, un coro pegajoso y groove de hard rock ochentero para poner a saltar a cualquier público. El grupo proyectaba mucha energía y buena actitud. Durante estas dos canciones llamó mi atención la cantidad de personas que disfrutaban el show a través de la pequeña pantalla de su celular. Es algo generalizado en todos los conciertos de rock hoy en día, pero al ser un lugar chico con poca gente, esto era más notorio. Incluso las luces de las cámaras de los teléfonos se volvieron parte involuntaria de la iluminación del escenario.
Dianne saludó al público y agradeció la paciencia de la concurrencia. Los asistentes gritaban emocionados hacia los sonrientes músicos que aparentemente no esperaban una recepción tan cálida. Prosiguieron con “Unembraced” y “Forevermore” para rematar con su clásico “Now and Forever”. Una grata sorpresa, ya que en varios de sus conciertos de la gira no la habían interpretado, y realmente valió la pena. Sobresale por el mano a mano de voz y guitarra en medio de la canción en el que la majestuosa voz de Dianne se entrelaza elegantemente con las melodías del guitarrista Restemeier, con los coros grabados y la multitud de trasfondo. Un instante mágico del recital.
No me alcanzan los elogios para la vocalista Dianne van Giersbergen. Es una mujer hermosa que brilla en el escenario y por momentos eclipsa a sus compañeros. Tiene una presencia magnética y una voz de soprano limpia, dulce y potente, incapaz de dar una nota fuera de tono. Además, sus gestos y ademanes son profundamente expresivos. Se ve que disfruta lo que hace y establece una conexión muy especial con las personas dentro y fuera del escenario, verdaderamente encantadora. Me atrevería a decir incluso que le queda un poco grande a la banda. Está al nivel de las grandes del metal sinfónico como Tarja Turunen, Simone Simons o Floor Jansen.
Xandria ya es una banda curtida, con una extensa y exitosa trayectoria, y eso se nota mucho. Los cinco están perfectamente sincronizados y es de llamar la atención la precisión con la que toca cada uno. Los solos del guitarrista Philip Restemeier suenan como en el disco, impecables. Sobre el escenario, se mueven lo necesario y su interacción con los asistentes es lejana pero cordial, a excepción del bajista Steven Wussow, que frecuentemente se subía a los bafles que estaban frente al escenario para interactuar con las personas que estaban hasta adelante. El baterista Gerit Lamm también sobresale por su enérgica forma de tocar y su contacto con la audiencia desde la batería por medio de ademanes con las baquetas y miradas. No es común ver a un baterista con tanta presencia. El sexto integrante del grupo son las pistas grabadas de coros, orquestaciones y teclados. Me pareció que en esta ocasión su uso fue discreto y adecuado. Salvo en algunas ocasiones, se me olvidaba que estaban sonando, lo cual es una virtud porque el sampleo funciona como un apoyo, pero la presentación no depende de eso.
Después de “Now and Forever”, habló el bajista Steven Wussow, quien dio las gracias al ingeniero de sonido y al técnico de escenario por su esfuerzo y profesionalismo durante la gira, y continuaron con “Until the end” y “Dreamkeeper”. La música de Xandria peca mucho de ser genérica, por lo que este par de canciones, aunque interpretadas de forma magistral, me parecieron un poco monótonas.
Siguió una fuerte ovación acompañada de toda la multitud gritando al unísono “Xandria, Xandria”. La encantadora cantante quedó sola en el escenario y se podía oír uno que otro grito diciendo “I love you” o “te amamos”. Dianne, conmovida, dijo: “nosotros los queremos también. Gracias a ustedes cumplimos nuestros sueños”. Dedicó entonces a sus seguidores mexicanos la canción “The Undiscovered Land”, mencionando que una de las bendiciones de ser músico era la posibilidad de viajar por todo el mundo. En esta canción su interpretación fue verdaderamente hermosa, con una voz clara y nítida, envuelta en sentimiento. Para mí, la mejor rendición de la noche por parte de Dianne.
Posteriormente, la cantante abandonó el escenario y el fundador de la banda, Marco Heubaum, fintó a los asistentes con la introducción de la canción de Iron Maiden “Wasted Years”, para arrancarse con “Stardust”, uno de los números más heavies de la noche.
A continuación, la cantante expresó su agradecimiento hacia los promotores por armar la gira por Latinoamérica y pasó al escenario al tour manager, quien fue recibido por un unánime grito de «culero». Esa noche el pobre hombre aprendió a la mala que lo cortés no quita lo valiente y que su mala actitud en el meet and greet difícilmente sería perdonada por los insatisfechos asistentes. Dianne se limitó a decir, «espero que lo que le gritaron sea algo positivo», lo que arrancó una carcajada generalizada. Preguntó entonces: «¿quieren un clásico de Xandria?». Y tras el clamor de la multitud interpretaron la nueva versión de su emblemática «Ravenheart». Después «Voyage of the fallen», que abre su última producción, incendió el foro con sus épicos coros.
«La próxima canción será la última de la noche», exclamó Dianne antes de poner a brincar a todos con «Cursed», otro de los números más memorables de la noche, con su violín piratesco y su coro pegajoso. Posteriormente la banda se retiró del escenario por unos minutos.
La gente pedía a gritos el regreso del conjunto, que tardó poco en volver a aparecer para tocar dos canciones más. La vocalista salió envuelta en la bandera de México desplazándose con gracia sobre el templete al son de la épica «Nomad’s crown», en la que lució toda la potencia de su canto operístico. Cerraron el show con toda la fuerza con la que abrieron, con su éxito «Valentine», fulminando a la audiencia que quedó fascinada por tan buena presentación.
El sonido y la visibilidad en general fueron bastante buenos. El Cosa Nostra está debidamente adecuado para este tipo de eventos, a pesar de que no está muy ambientado. La iluminación no fue muy buena, particularmente cuando estaba la luz verde, pero por ser un foro chico, pasa. Se hace lo que se puede con lo que se tiene y en realidad no afectó mucho la experiencia del concierto.
Al final, Xandria presentó un show magnífico que logró quitar por completo el mal sabor de boca del retraso y el insatisfactorio meet and greet. Es una banda que vale mucho la pena ver en directo y esperamos que vuelvan en su próxima gira.
Setlist:
Destiny of Mankind (Intro)
Nightfall
Blood on my Hands
Unembraced
Forevermore
Now and Forever
Until the End
Deamkeeper
The Undiscovered Land
Stardust
Ravenheart
Voyage of the Fallen
Cursed
The Nomad’s Crown
Valentine
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