Una vez más, el incorregible Juan Márquez «Coz» volvía a caer en la red de sus veleidades Pop. Por si no bastaba con el giro tan brusco (aunque afortunado en ciertos aspectos) que impuso a su grupo de siempre, el bajista intentó de nuevo la aventura de la comercialidad con una música suave, melódica, de Pop-Rock maduro, aunque un tanto indefinido. Gran parte del protagonismo se lo llevaba él, pero a su lado contaba con Eduardo Pinilla, un guitarrista eficaz en cualquiera de sus ubicaciones…, y eso que ha tenido muchas. Su coincidencia en Coz junto al teclista Mario Benito (ex-Trópico de Cáncer) -encargado aquí de la batería y las programaciones- hizo de esta ramificación una continuidad natural de la banda de las tres letras.

A pesar de lo fugaz de su presencia en el mercado, Trabesura alcanzó cierta notoriedad cuando su primer e inesperado single y videoclip, «Animal en extinción», consiguió el máximo galardón  de la especialidad en el festival Iberpop, en Vitoria, dedicado por aquellos hace años a repasar la producción nacional en dicho campo. Las historias del Márquez, muy trabajadas y de una profusa literatura sobre espías, sombras y chicas con carácter, estaban muy por encima del acompañamiento instrumental y de una voz la suya que suena apagada en lugar de sugestiva o cálida, como me imagino se pretendía. Los arreglos de metal le echaban una mano en alguna ocasión, pero su insistencia con la caja de ritmos hacía imposible que las canciones se mostrasen espontáneas o divertidas.

Tras el primer sencillo promocional con los temas «Animal en extinción» y «Espero» llegaron otros dos en 1990: «Mejor que yo»/»Abadir» y «As de la persecución»/»Espero». En total el LP editado por la independiente Jingle Express contenía diez cortes, todos ellos de autoría compartida por Juan y Mario salvo «Espero», cofirmado por Márquez y Pinilla. Lo produjo Mario en los madrileños Estudios Quarzo, tal y como por cierto haría también con algunas posteriores grabaciones de Coz. El reputado y ya veterano Germán Vilella programó las baterías.

Leo Cebrián Sanz