Mariano Gómez nos sorprendió gratamente en 2019 con el nacimiento de un proyecto llamado Caravana Underground y un EP titulado “De carne y hueso” en el que, entre Blues, Rock and Roll y gusto por la buena música, dio protagonismo en sus letras a poemas de Miguel Hernández. Tras conversar entonces con nuestro protagonista –cantante y compositor- declaré que había disfrutado de una de las mejores entrevistas realizadas en mi carrera, gracias al interlocutor, por supuesto.

Caravana Underground acaba de lanzar un nuevo disco, ahora es un LP de once canciones, titulado “Diario de las olas”. La poesía de Miguel Hernández vuelve a ser protagonista en tres temas, pero hay mucho más de la pluma y sensibilidad musical de Mariano, así que nos embarcamos en otra jugosa charla.


por Jon Marin


Nos asombraste y conmoviste, Mariano, con la edición del EP “De carne y hueso” hace unos años. Desde tu lado, ¿te sorprendió la respuesta que tuvo tanto de público como prensa?

Sí, me sorprendió que tuviésemos una respuesta tan cálida de la prensa de la musical independiente. A fin de cuentas, era un primer acercamiento con seis canciones. Creo que el mérito fue de Miguel Hernández. En cuanto al público, mentiría si dijese que Caravana Underground ha llegado al ‘público’. De momento, nuestro público son periodistas musicales que crean sus propios medios de comunicación robándole a la jornada horas de sueño.

-Comienzas con modestia, je, je…

-Lo que noté es que se captó perfectamente la intención del disco. No era fácil, ya sabes, Caravana Underground no se ciñe a un género.

Me comentaste en aquel momento, hace casi cuatro años, que ya tenías en mente otras once canciones para un disco de larga duración. ¿Son exactamente esas las que aparecen ahora en “Diario de las olas” o el redondo ha ido tomando forma de otra manera?

No lo recordaba. Si te lo comenté, es que fue así. No hay una conexión cronológica entre las canciones, antepongo que cada disco tenga entidad propia. Por ejemplo, “Diario de las olas” se edita ahora, pero hay algunas canciones de este disco que tienen más de veinte años. La música no pasa de moda como eso que repiten habitualmente y se consume como hamburguesas en serie.

Cuéntanos entonces, si lo recuerdas en algunos casos, cómo se prepararon estos temas, qué método de composición tienes, cuándo los compartes con otros músicos para arreglos, etc.

Empecé escribiendo poesías, pero siempre tuve al lado una guitarra. El culpable fue Miguel Hernández, me atrapó y juntó las dos. Poesía y música son la misma cosa. En mi caso, lo primero es la letra. Cuando tengo un texto que me llega bien dentro y al que veo trazas de canción, empieza un proceso que suele ser rápido. La musicalización viene instintivamente a la guitarra. Desde el punto de vista musical, soy autodidacta. Luego está la parte más dura: confeccionar una maqueta de voz y guitarra con las canciones. Yo hago tomas directas a un teléfono móvil. No paro hasta que consigo una toma con fuerza expresiva y que contenga los matices que se pueden acrecentar de la canción; si fallas en esto, estás perdido. Cuando llegues al estudio no puedes defraudar.

¿Luego?, ¿al estudio directamente?

Sí, la tercera parte es el estudio. Siempre trabajo con amigos. No me gusta perder el tiempo. Un productor y un equipo que se dejen la piel, que también se mojen sin remilgos para frenarte cuando haga falta sacarte tarjeta roja. Los músicos que hacen posible Caravana Underground suelen ser personas que están en mi vida desde hace décadas, tienen un historial que asusta. Algunos ya han participado en más de cincuenta discos si buceamos entre sus carreras personales, las bandas por las que pasaron o las colaboraciones. Me estoy refiriendo a personas entrañables con un carácter marcado y una trayectoria como Juan Olmos, Alberto Santos Veloso, Mac Hernández, Nacho Ortiz, Star Mafia Boy, Daniel Elorriaga o el maestro Manuel Álvarez Ugarte. Además, tengo la fortuna de poder contar con la voz de Chus León. Si algo falla, no busquen lejos al culpable.

-Sigue presente la modestia… Bueno, ¿y cómo trabajáis en el estudio?

En cuanto a la dinámica del estudio, suelo llevar claras las ideas. Lo que pasa es que ellos siempre superan con creces lo que venía planeando.

¿Y cómo ha sido la labor con el productor?

Alberto Santos Veloso es una excelente persona, que es lo más importante, y además un artista que domina muchas facetas de la música. Nos conocimos en una aventura de rock salvaje. Vimos involucradas nuestras vidas en las peripecias de una banda que puso patas arriba el underground madrileño y que terminó explotando sin remedio. Me estoy refiriendo, como sabes, al grupo Ausentes…

-Claro, claro, ya salían en nuestra publicación cuando todavía era fanzine.

-Sí, recuerdo que en aquella época ya eras el francotirador empresario, el arriesgado reportero musical que hacía que el último número de tu revista recorriera la ciudad en busca de cualquier lugar donde se respirase rock.

Gracias, Mariano. Pero vamos “a hablar de tu disco” para no aburrir a los lectores con nuestras batallitas, je, je…

-Centrándonos en el “Diario de las olas”, Alberto Santos ha sido capaz de captar perfectamente el contenido poético y musical de las canciones. Con él se puede experimentar en el estudio. Conoce claves de la música americana de los sesenta y de las anteriores, las que  han constituido la base de la música popular. También ha profundizado en los géneros tradicionales y en la vanguardia actual. “Diario de las olas” ha crecido en el estudio gracias a su sabiduría empleando una dinámica artesanal que hemos disfrutado sin prisa, entre cigarros y cervezas. La producción que ha llevado a cabo junto a Daniel Elorriaga seguramente va a descolocar de entrada a muchas personas, lo tenemos asumido, y no sólo por el carácter experimental del disco. Estamos asistiendo a los últimos coletazos de una especie en extinción, creo que por fin han conseguido que agonice el mundo de las nuevas canciones. No es que no las haya, es que las amordazan. Ya sólo se escuchan las viejas grandes canciones y ‘lo otro’. La banda sonora que suena en los locales de música de barrio que han desplazado a los pubs.

(Continuará).