“¡¡A por los rockeeeeeeeeeeeeeeeeeerrrrrssss!!” Todavía resuenan en nuestra cabeza los gritos de Jimmy en la película ‘Quadrophenia’ llamando a sus compañeros a la lucha contra el enemigo en las calles de Brighton. Todo ese universo de enfrentamiento entre los mods y los rockers es el que ha dado vida a una de las mejores exposiciones que jamás se hayan organizado en Madrid sobre las culturas juvenil del siglo XX.
El Museo Nacional de Antropología está dando un giro muy acertado a sus contenidos, ya que ha abierto su estudio del comportamiento humano en las sociedades contemporáneas a las culturas musicales y de formas alternativas de vida. Hace un par de años nos sorprendieron con una muestra dedicada a los inicios del Hip-Hop en Madrid y esta vez tocaban las “Chupas & Parkas. Rockers & Mods. 60 años desde la pelea de Brighton”.
Englobada dentro de su programa de Culturas Urbanas, la exposición parte de una escenografía central que recrea los tumultos de la ciudad costera de Brighton, en cuyo diseño no faltan la ropa y calzado de las dos tribus, sus motos… y hasta las tumbonas que volaron por los aires del sur de Inglaterra. A un lado y otro -juntos pero no revueltos- se han colocado los fetiches que ayudan a entender la naturaleza de cada estilo musical, tan diferentes (¿o quizás no tanto?) a la hora de vestir y comportarse: discos, revistas y libros, fotografías de sus fiestas y reuniones. Las correspondientes cartelas explican y ponen en contexto cada objeto o argumento del estudio.
Nuestros contenidos favoritos son los más locales, ya que las joyas de la colección recopilada son los recortes de periódicos y publicaciones españolas que reflejan los incidentes playeros y la propia irrupción del modernismo y el Rock and Roll a escala continental. Por supuesto, no existe modus vivendi juvenil que no haya pasado por delante del objetivo del fotógrafo Miguel Trillo, que es quien nutre de material de los años 80 a las dos salas anejas al vestíbulo principal.
En ellas suenan canciones de una lista de reproducción en bucle con canciones de nuestro Pop y Rock que definen a los protagonistas de la “expo”, mientras contemplamos las imágenes de las pandillas callejeras de unos y otros en su adaptación al Madrid de aquel tiempo.
Todos los detalles están cuidados al máximo y se nota que el comisariado lo ejercen personas que aman y respetan sus respectivos gustos. Para demostrarlo, nada mejor que hacerse con el fanzine creado especialmente para la ocasión, que es un equitativo reparto de protagonismo entre las dos tendencias. Un glosario de términos ayuda a entender muchas de las claves expositivas, en tanto varios colaboradores aportan sus conocimientos y puntos de vista sobre la materia. Incluso han incluido en un díptico aparte una divertida encuesta para saber si eres más rocker o te tienta más lo mod.
Leo Cebrián Sanz