La fiesta de los unicornios trasnochadores llega con Painkiller Party, una formación alemana que afirma orgullosa que ‘It’s Never Too Late to Have a Happy Childhood’ («Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz»). Así es como se titula el disco físico que nos han hecho llegar a la redacción, cuya portada tiene elementos -sobre todo pechos y penes-, que nos recuerdan mucho el estilo del dibujante Gaboni con las cubiertas de Mägo de Oz. El sello que se ha atrevido con ello es Hopeless Records.

El espíritu burlón de esta gente apunta directamente a ese ‘animal party’ que fue el artista «de un sólo éxito» LMFAO con su sonado ‘Sorry for party rocking’. Sin embargo, lo que aquí suena es una pesada descarga de buen tonelaje decibélico. Están to’ locos con su propuesta musical, que es un combinado de varios alcoholes metaleros. Aquí hay viejo Nu Metal, algo de Extremo, toques electrónicos donde menos te lo esperas -algunos incluso parecen sacados de primitivos videojuegos- y una entretenida mezcla de guitarra machacante y espasmódica base percusiva.

La cuadrilla germana que rompe la fiesta está formada por Jenny Josefine Schulz (gruñidos, teclados y programación, además de letrista de todas las canciones, salvo la compartida junto a Noel -‘Nerdlove’-), Christopher Schlüting (guitarra), Max Schulze (bajo) y Noel Sommerkamp (baterías, guitarra y coros). En 2019 Painkiller Party comenzaba su celebración de la vida con ‘Welcome to the Party’, diez «pastillas» muy apropiadas para la primera hora de esta emulación musical de películas como «Desmadre a la americana», ‘Project X’ o «Resacón en Las Vegas».

Los títulos de algunas de sus canciones son bastante explícitos -‘B*kk*k* (This party sucks)’, ‘I’m so glad you are my ex’, ‘It’s always the girlfriends (and something it’s the boyfriends)’, ‘Gang bang tango y ‘We’re still fucking true’. Como vemos, cachondísimas reflexiones en torno al sexo, el porno y una curiosa fijación con las novias, novios y ex-parejas en general. Más discretas… (o no) son ‘Rising higher’, ‘I’m empty, your full’, ‘Lovebite battle’ o ‘Edgy’. En total, doce chupitos de risas y Metal, con un fuerte componente teutón y casi diríamos que berlinés por lo rompedor del concepto y la forma de llevarlo al directo. ¿Se los imaginan de teloneros de Rammstein?

Leo Cebrián Sanz