Ya era hora de que Twilight tuviera un disco de primer nivel que pudiera defender en el mercado internacional. La cosa se ha hecho de rogar durante años, pero la constancia frente a los parones y las pandemias ha sido el seguro de vida de los malagueños, que pueden presumir de haber entregado al público una obra muy técnica y ambiciosa, compleja y por momentos voluptuosa en sus desarrollos musicales y argumentales.

‘(Another) Fallen angel’ es un trallazo que se merecía sin duda la condición de primer sencillo, aunque recomendamos escucharlo tras la preceptiva y épica introducción de ‘Prelude to Bedlam’. Su letra forma parte de un vídeo textual en el que se deja clara la oposición de la banda a cualquier forma de fanatismo, ya sea religioso, político o social.

Hay que tener en cuenta que algunas de las piezas de este álbum se remontan a una etapa previa a su descanso de varios años, mientras que otras han sido compuestas en el último lustro. Unificarlas en un mismo sonido parece haberlas acelerado y endurecido, llevando a Twilight a nuevos terrenos rayanos con el Thrash y el Metal más actualizado -aunque respetando siempre los planteamientos clásicos del árbol común-. Hasta el Metal Extremo y algo de Groove Metal asoman por las esquinas de según qué composiciones y lo hacen como complemento enriquecedor de un mismo patrón.

El letrista y vocalista Fran Da Conceiçao ya ha analizado en otros artículos publicados en esta misma web los trabajados contenidos de sus textos, por lo que esta vez nos limitaremos a disfrutar de este cada vez más ecléctico viaje en el que hablar de Power Metal se queda corto, muy corto. Pinceladas guturales y una fiereza vocal constante nos remiten a una furia contenida que nadie ha querido sujetar. Vocalmente sin duda, porque Fran no descansa más que para tomar aliento y continuar con el micro al 200%. Las guitarras cabalgan proporcionadas hasta que se desatan impulsadas por la poderosa base rítmica, sin apenas tiempo para el descanso y una relajación que ni se pretende ni apenas llega sino de soslayo.

Aunque no ha habido singles digitales como tales, la banda malagueña ha querido reflejar su trabajo mediante el impulso de otras tres canciones. De ellas destacamos ‘Unhuman kind’ y una ‘Lovesong’ que nada tiene de balada -aunque sí de un tratamiento más melódico y accesible-. Las restantes piezas individuales son ‘The chaosbringer’, ‘In aeternum’ y la más relajada ‘Dawning’, cuyos ligeros ecos medievales cierran lo que perfectamente podría ser un mini-CD o EP. Todas las composiciones pasan de los cinco o seis minutos, lo que remite a un arduo trabajo de estudio y previo local de ensayo.

Tras estas siete primeras pistas se inicia la magna obra de ‘Sign of the Times’ en sus cuatro partes: ‘An earth’over’ture’, ‘A crimson awakening’, ‘A titans testimony’ y ‘A requiem for winter’. Una intro casi cinematográfica nos pone en situación ante lo que se nos viene encima, que no es sino una virtual banda sonora propia de una de esas series de lucha extrema por la supervivencia. Tras la instrumental reconocemos la influencia de Manowar -siempre valiosa pese a su trayectoria de la última década-, aunque es la grandilocuencia de Blind Guardian la que principalmente marca el rumbo de la obra conceptual. Los más de nueve minutos de la pista final son el compendio de una hora total de música con mayúsculas. Fuera de los referentes de rigor, nos alegramos de que Twilight haya pegado un puñetazo en la mesa de su propia concepción del negocio, ofreciendo un producto muy digno y susceptible de una y otra escucha.

Leo Cebrián Sanz