Fue durante la celebración del Marginal Record Day en uno de los pubs musicales más auténticos de Madrid: el carabanchelero Sónico, que se presenta en sociedad comercial como un Beat Beer Bar. Ese día se celebraba el Record Marginal Day y se anunciaba la actuación del guitarrista Simón Gumbo con su Fingerpicking Country Blues. Además de su mini-concierto, el atractivo para los no iniciados en la escena del Garaje -que es un poco el público natural del espacio anfitrión-, residía en una pequeña feria del disco en el propio pasillo del local.
No solemos acudir a este tipo de convocatorias, pero una serie de felices casualidades nos hizo caer por allí en una mañana de sábado del pasado 8 de febrero. La “pinchada de vinilos” que entretuvo la reunión entre las doce del mediodía y las siete de la tarde fue el fondo musical de nuestro pertinente rastreo por el mercadillo de vinilos, donde encontramos esta auténtica joya de la anticorrección política y cultural.
“Yo No Quiero Que Vuelva Mecano” es una “Recopilación Punk de 7 grupos que no quieren que vuelva Mecano” y se editó “en glorioso vinilo negro”, tal y como proclamaba su portada. La funda era apenas un díptico de papel que contenía el plástico con este vinilo de tirada limitada a 400 copias numeradas a mano. Nuestro particular número 62 ofrecía cuatro temas en su cara A: “No da tiempo”, de The Rizillos; “Camello marronero”, de Los Tenistas y “Gente”, de Potatílikos, en tanto su reverso daba salida a “Reflexiones de Roberto”, de Zorras Adolescentes; “Holocausto nuclear”, de Grupo Sub-1; “Recursos humanos (2001)”, de Frank Sikiatra, y “Muñecas putas”, de las propias Muñecas Putas.
Cabe recordar que por aquel entonces -el año 2006 en que Rizillos Líneas Aéreas editó este single/EP-, la élite del negocio de la música española no hacía más que reclamar el regreso de la banda Pop más popular del país. Unos y otros medios especulaban con esa posibilidad y ponderaban la oportunidad y posibilidad de ver reunido al trío, en tanto su cantante Ana Torroja y la manager Rosa Lagarrigue lanzaban constantes señales para demostrar su disponibilidad hacia la causa. Los hermanos Cano seguían tan enfurruñados como hoy en día y esa ¿ansiada? vuelta a los escenarios no llegó a producirse nunca. Quién sabe si este arrebato de Punk-Rock tuvo algo que ver en el desánimo de José María y Nacho…
Leo Cebrián Sanz