Gracias a la impagable labor que están realizando Antonio Montana y Enrique Padial en su canal de YouTube “Somos Rockers TV” hemos podido conocer algunas historias fascinantes de los rockers españoles. Uno de ellos es Fernando Adam, alias “Piguy”, un testigo directo de todo lo bueno, malo y regular que tuvo para esta cultura urbana la agitada década de los 80 en la ciudad de Madrid. Lo fue como militante de la forma de vida rocker, un modo único de encarar la realidad y la amistad y sobre todo una ética personal en la que sigue creyendo con fe y determinación.

“Piguy” escribió hace unos diez años un primer libro titulado “Rocker. Calles salvajes”, en el que relataba sus peripecias como pandillero de los Pirámides y los Blue Caps, su dependencia de la heroína durante varios años y su proceso de crecimiento y redención personal. Esta segunda parte vuelve sobre los hechos acontecidos, pero esta vez desde una perspectiva más reflexiva y conclusiva.

Tras los pertinentes agradecimientos y una cita muy significativa (“El Rock and Roll necesitaba héroes”, de Marty Wilde), Padiel firma la introducción y el propio Adam hace lo propio con el prólogo “La complejidad de un nuevo reto”. Entremedias, la letra traducida de ‘Last to die’, de Bruce Springsteen, da el banderazo de salida a toda una carrera de emociones y confidencias.

A partir de ahí encontramos fotos del archivo personal del autor, un emocionado recuerdo de su infancia y juventud, el relato de la complicada transición de la adolescencia, la estremecedora historia de su amistad con Deme -el rocker asesinado por un mod a las puertas del Rockola- y lo sucedido durante los años de su forzada “desaparición” de la capital para huir de sus fantasmas más íntimos y las peligrosas tentaciones.

El libro está dividido en tres partes, cada una con su correspondiente título y la traducción de la letra de una canción que define su contenido: “Los corazones salvajes no se pueden romper” (‘Lonesome town’, de B. Knight), “Camina una milla en mis zapatos” (‘Walk a mille in my shoes’, de Joe South) y “El que no regresa” (‘You’ll never walk alone’, escrita por O. Hammerstein y R. Rodgers). Cada capítulo lleva su propia autocita significativa.

Fernando dedica además unas páginas concretas a tres de sus amigos rockers recientemente fallecidos: los “Eternamente salvajes” Giti, Novelas y MiniRock. Otro de los fragmentos del libro ha sido cedido a Miguel Danger, quien realiza una breve semblanza de los valencianos Portuarios, otra pandilla de la época. Este segundo libro de memorias culmina con un “Pequeño álbum de recuerdos” y el ‘Making of de la contraportada”, obra del fotógrafo Vicente Mayor “Chente”.

Fernando es un hombre de honor con firmes convicciones morales, que transmite perfectamente sus ideales y formas de superar las adicciones y problemas. Conmueve por lo directo y crudo, muchas veces narrado cual diario de lucha y supervivencia esperanzadora. No evita los asuntos escabrosos y está pleno de un valor poco común: la verdad, su verdad.   

Leo Cebrián Sanz