La primera formación de los madrileños Babel fue la integrada por Juan José Gago “Tito” (guitarrista y fundador), Pepe Martínez (bajo), José María Ruiz Muga “Chema” (batería), José Moreno (saxo y flauta), Tony García (teclados) y el vocalista Narciso López Tercero “Narci”, que posteriormente cantó en Júpiter. Juntos grabaron sus primeros temas para el recopilatorio “Unidos por el rock” (Discos Victoria, 1982), en el que incluyeron las canciones “Con el poder de mi látigo” y “Nuestro tren”. Sus compañeros de surcos fueron Broka, Damma, Sobredosis y los Malena y Belcebú de Shelly, de Shelly y Nueva Generación, recuperada ahora en el documental «Ellas son Eléctricas». Su siguiente grabación fue el EP o mini-LP «Esclavo del Silencio», publicado en 1984 por Producciones Elipse, lo que dio pie a conocer sus cuatro nuevos temas: el homónimo que le daba título, «La locura cubre la ciudad», «Ángel en el infierno» y «Pícate ron».

En su primera etapa hacían Rock Duro, pero para la grabación de su LP «Leyenda» en 1987 con el sello Sniff las cosas habían cambiado notablemente. El guitarrista Gago y el baterista José María Ruiz fueron los compositores de la totalidad del repertorio, aunque para la parte musical también resultó fundamental la ayuda de Cristina Berciano “Chris”, su nueva teclista, encargada de dulcificar el estilo de Babel con sus líneas de piano. La presencia femenina se completaba con la cantante, María José Segura “Pepa”, cuya voz apuntalaba el nuevo estilo de Babel. Otra incorporación fue la del bajista Vasken Wartan “Vázquez” en sustitución de Tony. Cristina participó en la composición de todos los temas, salvo en la instrumental «Leyenda», que por cierto no apareció en el lanzamiento del disco en cassette.

En este renovado grupo en el que todos hacían coros era fundamental la melodía y el buen gusto, marca de la casa de una coproducción realizada por el propio grupo y Julio Castejón en los estudios La Factoría, que eran los que el líder de Asfalto tenía en la localidad madrileña de El Molar. La compañía que lo editó fue Sniff, con lo que todo quedó en casa. Julio hizo frente al acicate de un grupo de melodías en el que cantaba una chica. y su planteamiento fundamental giraba en torno al atractivo vocal de su cantante y el apoyo que sobre la música de la banda ejercían unos teclados elevados a la categoría de instrumento estrella.

De su segunda producción quedaron diez canciones de lírica diversa. Una de ellas, «No estas sola», era un prodigio de arreglos de piano, guitarra acústica y saxo, por lo que se destacó sobre el resto como la mejor, siendo sin duda la más escuchada y programada en radios. Se lanzó en sencillo en 1988 junto a la cara B de «Motel Club». Los chicos de Babel habían estado varios años esperando su oportunidad y no vacilaron en dejarse algún dinero en una insistente promoción en los medios escritos especializados. El trabajo se completó en los estudios Musitron y entre los colaboradores figuraron Manuel Garrido (guitarra acústica), el saliente Pepe Moreno al saxo y el propio coproductor, Julio Castejón, quien aportó la guitarra «dulce» en «Amigos».

Consiguieron un registro vinílico de cierta calidad, con el único hándicap de que parte de los temas se parecían mucho entre sí. Su estilo podía equipararse, en un exceso de gratuidad, con el de Metropoli o Jerusalem, formaciones en las que también participaban mujeres. Hablaríamos así de músicos de cierta formación que no consiguieron pasar de una segunda fila de popularidad y ventas, aun cuando practicaban un Rock de armonías muy propicio para ser escuchado, por ejemplo, en pequeñas salas al calor de una copa un viernes por la noche.

Leo Cebrián Sanz