Evaristo «el mito», Evaristo «el patriarca del Punk español», Evaristo… en definitiva, el personaje inabarcable e infatigable que se reinventa cada año que pasa (¡y ya van 57!). Como espíritu libre que es, el actual cantante de Gatillazo y eterno de La Polla dirige sus destinos artísticos y creativos con una naturalidad envidiable, y casi diríamos que ejemplar para quienes siempre aspiran a tener algo nuevo que decir tras tres décadas y media de trayectoria.
Como escritor literario, el ciudadano Páramos ha recuperado la semilla de su primer libro, aquel «Por los hijos lo que sea» (Txalaparta, 2002) para publicar ya en 2014 y 2016 los sucesivos y hermanados «Cuatro estaciones hacia la locura» y «Cuatro estaciones en la locura». El tono del primero descolocó a muchos, ya que se trataba de un viaje interior por las sensaciones experimentadas por el autor en su contacto con la naturaleza y la soledad de sus propios pensamientos…, runas incluidas.
Tras aquella introspección inicial, la editorial Desacordes presenta así su actualización:
«No te confundas. El libro que tienes entre las manos no es una segunda parte. Tampoco una copia del título anterior de su autor, por mucho que mantenga la misma estructura y un nombre similar.
“Cuatro estaciones en la locura” te propone un viaje, un viaje que entronca con lo andado en el libro anterior, pero que es mucho más sinuoso, crudo, libertino y osado.
La ensoñación explícita, la ironía y el humor mordaz, los recovecos de la memoria, la descripción figurativa o la reflexión política se dan cita en este volumen.
Un texto que juega entre géneros, por el que asoman la prosa anárquica, la poesía, la fábula o el análisis contextual».
Evaristo se siente orgulloso de su obra y ganas no le faltan de compartir esta faceta alternativa. Esta semana hemos podido verle en el barrio madrileño de Vallecas, donde ha estado firmando sus textos en la caseta de la librería La Esquina del Zorro el martes 25 y miércoles 26 de abril, con motivo de la Feria del Libro del distrito.
Nada resulta convencional en su comportamiento, como lo demuestra que ha sido la primera comparecencia de este tipo en la que que hemos visto que el protagonista no se encuentra «encerrado» en la caseta de la editorial o librería, sino que atiende a sus lectores de pie y junto al expositor de títulos. Dedica a cada uno el tiempo que se le antoja y convierte el contacto directo en un afable intercambio de impresiones con sus seguidores. Resulta complicado tratar con un icono, pensarán algunos, pero cualquiera lo diría viendo la naturalidad con la que se maneja en las distancias cortas.
Leo Cebrián Sanz (texto y fotos)
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