Vaya un título para el último disco de Gatoperro. “Instrucciones para Cortarse un Brazo”, que supone su regreso a la creación de canciones tras un silencio de cuatro años, es todo un desafío y una propuesta de actualización a la manida canción de autor. El álbum se grabó durante el pasado año en los estudios ACME de la ciudad asturiana de Avilés y fue mezclado por el prestigioso Paco Loco en sus instalaciones de El Puerto de Santa María, en Cádiz. Los títulos que componen el EP son “Mi trueno”, “Noches olímpicas”, “P.A.K.O.”, “Volver a volver (a beber)”, “La milagrosa” y las pistas extras ‘Music free’ y “La nueva subnormalidad”. El productor ha sido el propio Gatoperro -David Llosa en el DNI- y la masterización pasó directa de Paco Loco a los vecinos Kadifornia Mastering de Mario G. Alberni en el propio Puerto.

Los músicos que han acompañado a este cantautor acústico y eléctrico han sido Diego Datura (guitarra eléctrica), Jaime Hortelano (guitarra eléctrica, guitarra acústica y sintetizadores),  Pato Frank (bajo), Christian “El Chilo” Chiloé (batería y guitarra eléctrica), Miguel Herrero (batería, guitarra eléctrica, bajo, piano, piano eléctrico, órgano Hammond, sintetizadores, trompeta, fiscorno, percusión, pandereta y coros), Jairo Martín (piano, piano eléctrico, órgano y sintetizadores), Carlos Vudú (riff y coros en “Volver…”) y Patricia Lázaro y Alberto Ballesteros (coros).

“Instrucciones…” ha sido publicado por los sellos Calvario Música y Lengua Armada, que junto al artista han estimado oportuno que la disponibilidad de esta referencia sea exclusiva del formato físico para su adquisición en los conciertos y de Bandcamp para su explotación digital. Vistos los réditos que llegan a los creadores desde ciertas plataformas de reproducción en línea, no nos extraña nada esta decisión.

La carga literaria de las letras de esta colección de siete temas queda bien definida en un explícito fragmento de su nota promocional: “Los textos a tumba abierta nos guían en un viaje a los infiernos de la soledad no elegida, el aislamiento y el anhelo. De las debacles del placer y la necesidad. De la frustración, de la culpa y la imposibilidad de redención. También trallazos de éxtasis eléctrico, canciones luminosas en estampida, que equilibran la gravedad del álbum”.

Leo Cebrián Sanz