«Córdoba, llegando el día tú me enamoras y por la noche me embrujas a solas y con tu magia me haces soñar». Así dice parte de la canción que Medina Azahara dedicaba en su momento a su ciudad natal. A todo eso yo añadiría «educación, respeto y saber estar». Los cordobeses demostraron en el Grita Festival una organización propia de personas que creen en lo que hacen y el detonante de que se pueda soñar y enamorar a golpe de Rock. El evento demostró de nuevo que el rockero es educado y volvió a dar ejemplo de que los conciertos, si se toman las medidas correspondientes higiénico-sanitarias y de seguridad, son lugares seguros para el momento tan delicado que estamos sufriendo.

Por favor, sírvase de este ejemplo, señor Ministro de Cultura, para ponerse al día de lo que es un evento en directo, y deje de decir que de momento los conciertos de Rock no son viables. Respecto a quienes no les gusta nuestra música o nuestra forma de vivir, también tengo algunas palabras: «aquí tenéis otro ejemplo más de muchos y muchos, de que somos personas con más valores y educación que la mayoría».

Ni la amenaza de lluvia pudo con el «Grita» cordobés

Ya el día anterior e incluso el mismo sábado 19 de septiembre veíamos cómo la amenaza de lluvia nos inquietaba para los que íbamos a asistir al festival cordobés. Pero al final el clima se quedó en una pequeña preocupación, dejando paso a una tarde inmejorable.

A lo largo del día, en redes sociales se apercibía de un pequeño cambio en el horario, dejando claro que la apertura de puertas sería a las 20:00 horas y no a las 20:30 como se podía visualizar en la cartelería propia del festival. Incluso la primera banda saltaría a las tablas a las 21:00 y no a las 21:30 como se había organizado de origen. Siendo precavidos, parte de la redacción de LosMejoresRock.com se presentó en la bella ciudad cordobesa con tiempo suficiente para poder tomar algunas cervezas y disfrutar de una ciudad que brilla con luz propia.

Teatro de la Axerquía: un lugar emblemático

El aforo original de 4.000 personas se vio reducido a 1.000 almas por la más que evidente situación sanitaria. Este millar de espectadores pudo disfrutar de un evento de puro Heavy Metal, en un lugar tan único e intransferible como la ciudad que lo acoge.

Debidamente señalizado, nos dirigimos a la puerta desde la que podías acceder a la zona de sillas -es la parte más cercana al escenario-, ya que nuestras entradas correspondían a ese sector. Unas entradas pagadas de nuestro bolsillo, porque en nuestra política no entra lo de acceder con pase de prensa a los conciertos. Alguna vez sí nos lo han ofrecido e incluso invitado, y cuando hemos accedido a ello o lo hemos permitido ha sido porque el músico o banda ha valorado nuestro trabajo anterior y ha querido tener ese detalle con nosotros.

Aclarado este punto, continúo con el devenir de una tarde memorable. Ya ubicados en el acceso correspondiente, a eso de las 20:30 pasábamos al interior -al final sobre el horario original- no sin antes tomarnos la temperatura, controlar la limpieza del calzado y realizar el escaneo de la entrada en el móvil. No hace falta decir que con la distancia suficiente entre persona y persona.

Gel hidroalcohólico repartido en todo el recinto y un equipo de seguridad haciendo hincapié en que la mascarilla siempre debía estar puesta. Unos baños con limitación de aforo a tres personas y flechas en el suelo recordándote por donde tienes que ir y venir. Como si estuvieses en el cine, el personal de la organización -muy amable- te llevaba en este caso a la silla de la localidad que habías adquirido días antes por Internet.

Poco a poco, el Teatro de la Axerquía engullía personal con ganas de un concierto. En este punto me voy a detener un poco para hacer una pequeña reflexión personal, sin ánimo de ofender a nadie. Según la organización, los que estuvimos allí llegamos más o menos a las 500 personas. Tal y como se comentó, hubo gente que se quedó fuera, ya que la taquilla cerró por el estricto horario que en todo momento copó el evento. De acuerdo, hasta aquí sin problema.

Personalmente me esperaba que se hubiera llegado a las 1.000 personas permitidas para la ocasión. Sin embargo, la imagen que estáis dando por las redes sociales es la de querer llenar eventos de este tipo. Comentarios como: «Buff, tío, tengo mono de conciertos», «cómo echo de menos los bolos en directo», «a ver si acaba esta situación y vuelven los conciertos», etc. Pero ya estamos, siempre igual: se acaba de celebrar un Festival que poder asistir a él ha sido todo un lujo y resulta que «sólo» estamos 500 personas. De esa cifra hay descontar familiares y amigos -que eran muchos, ya que las bandas son de Córdoba-. Ahora es cuando algunos dirán: «tío, es que sólo me gusta una banda», «es que me pilla lejos», «no tengo dinero», «tengo miedo a pillar el Covid». Excusas, excusas y más excusas.

Ahora más que nunca hay que demostrar que el rockero esta ahí, que el rockero no entiende de kilómetros y siempre le gusta conocer nuevas formaciones. Parece que para algunos es más cómodo estar sentado en su sofá y dar una imagen en las redes sociales que realmente no viven en su persona. El ejemplo lo tenemos con las bandas tributo, cuando muchos prefieren pagar por ver una «copiona» que una original. Más y más situaciones demuestran que el espíritu rockero no pasa por buen momento en las nuevas generaciones. Espabilar, porque solo el rockero salva al Rock. No esperéis nada de los políticos ante la música y forma de vida que nos hace diferentes.

Cinco bandas, cinco, y un sueño hecho realidad

Los sueños, sueños son, pero cuando se hacen realidad, se pasa a otro nivel emocional que te deja marcado de por vida, y siempre en positivo. Es el caso del organizador del Grita Festival, Juan Carlos Pastrana Fernández, un rockero más que conocido en la escena de Córdoba. Su habilidad guitarrera en el grupo Trilogy 666 y su profesión como técnico de sonido le hacen tener las habilidades suficientes con las que para poder embarcarse en un proyecto de la envergadura del «Grita», su sueño.

Gracias a él, hemos dado una imagen de «diez», como se diría ahora en el «idioma» de los emoticonos y palabras cortadas. En este caso, dando la oportunidad a cinco formaciones con unas ganas locas de comerse el escenario, como lo demostraron y de qué manera: Virtual, Solarys, Inmemoriam, Ago y Trilogy.

En este orden salieron al escenario unos músicos a «Gritar» que el Heavy cordobés está vivo y por ende el resto de formaciones del país. No me voy a parar a hablar de cada una de las bandas, ya que en la entrevista que con el propio Juan Carlos que acompaña estas líneas hablamos un poco de ellas. Además, el organizador del festival nos da detalles de cómo se forjo el evento. Anécdotas varias, datos técnicos y alguna pregunta con un poco de «mala leche» forman parte de esta interesante «charla» con un hermano del Rock. Sólo cabe añadir que fue muy agradable ver a cinco bandas con un nivel profesional alto, respetando su tiempo de actuación y el buen «rollo» que había entre ellos. Nuestra más sincera enhorabuena.

José Ramon Nieto «Kema Púas»
«Escuchar música te hace ser mejor persona y te limpia el alma. Si es Rock, mejor».