Hace unas semanas nos sorprendió un ensayo absolutamente inédito en la historia de la bibliografía musical española, cual es la selección de artículos significativos del periodismo local especializado en Pop y Rock. Una de las partes más importantes del negocio, pese a ser sistemáticamente ignorada y ninguneada, comienza así su autoreivindicación gracias al criterio de Bruno Galindo, uno de los compañeros mejor situados en la cúpula de los medios masivos.

“Las más selectas delicias del periodismo musical español” es el descriptivo subtítulo de “Kokotxas”, un volumen editado por Liburuak, que es la división editorial creada por la poderosa promotora Live Nation. En este primer volumen que felizmente augura la llegada de como mínimo uno más hay textos que van de 1965 a 2022. Cinco capítulos con una breve introducción dividen el contenido: “Todo esto era campo (1965-1972)”, “Underground (1973-1979)”, “Modernidad (1980-1989)”, “Diarios, revistas, suplementos (1990-2005)” y “El presente y el futuro (2006-2022)”.

Tras un sucinto prólogo por parte del preceptor, los nombres que desfilan por esta galería de periodistas o autores de reportajes, entrevistas y crónicas es toda una fiesta para la comunidad lectora de ayer, hoy y siempre. Hay referentes previsibles -algunos ya fallecidos- como José Luis Álvarez, José María Íñigo, Joaquín Luqui, Jordi Sierra i Fabra, Ángel Casas, Carlos Tena, Oriol Llopis, Ignacio Juliá, José Ramón Pardo, José Manuel Costa, Diego Manrique o Jesús Ordovás, tan de actualidad por su reciente polémica, y otros menos conocidos pero igualmente significativos de la década o etapa histórica en la que escribieron.

El recopilador ha procurado sacar del olvido o poner en valor a las mujeres de nuestra crónica musical, como las veteranas o simplemente antiguas en el tiempo Tina Blanco, Mercedes Arancibia, María José Rague, Magda Bonet, Patricia Godes o las más contemporáneas Ruth Baza, Silvia Grijalba, Elena Cabrera, Grace Morales, Sara Morales o algunas más que incluso quienes nos consideramos expertos en la materia desconocemos (¡un “debe” que asumimos como tarea pendiente!).

La parte más divertida desde el punto de vista simplemente anecdótico es la presencia por completo inesperada de nombres como los de la periodista política Nativel Preciado, el fallecido presentador Constantino Romero, el polemista Ramón de España o el dueño de discográfica Íñigo Munster, entre otras aportaciones que resultan más o menos singulares.

En cuanto a los contenidos, Galindo ha sabido combinar los relativos a artistas y bandas nacionales con los internacionales, además de diversificar los asuntos tratados, que incluyen reseñas en tiempo real de grandes festivales, movimientos musicales recién nacidos o en plena expansión -una vez más, ¿dónde están el Rock Duro y el Heavy Metal?, ¿quizás en la segunda entrega de la saga?-, artículos más de fondo o corte sociológico y una miscelánea con algunas agradables sorpresas. Están los clásicos inevitables de la historia del Pop y Rock y ciertas formaciones poco previsibles que no por ello también merecen su atención.

Y respecto al quiosco en sí, pongamos en cada pinza a las cabeceras presentes, varias de ellas culturales, generalistas o incluso políticas, humorísticas o de cómic, entre otras ramas de la palabra impresa o digital: Fonorama, Fans, Mundo Joven, Discóbolo, Triunfo, El Gran Musical, Disco Express, Vibraciones, Ajoblanco, Mundo Obrero, Live Music Experience, Star, Sal Común, Los Domingos de ABC, Gaur Express, La Luna/La Luna de Madrid, Rockdelux, Cómic, Heraldo de Aragón, Diario 16, CTXT, La Herencia de los Munster, Popular 1, Efe Eme/Cuadernos Efe Eme, El Mundo/Papel, aB, Mondo Brutto, El País de las Tentaciones/El País Semanal, Mondosonoro, periferias.org, O Estudio Creativo, El Hype o el libro publicado sobre Aviador Dro editado por La Felguera.

Leo Cebrián Sanz