Como tantos otros proyectos de Black y Death Metal, un costarricense llamado Max Gutiérrez Sánchez ha impulsado la marca Grandiosa Muerte y en mayo publicó su disco titulado “Egregor”. Max se ha encargado de la voz, la guitarra, el bajo, los sintetizadores y la programación.
Su compañía discográfica presenta así el disco: “Promete ser un conducto para lo oculto, un canal para que los espíritus antiguos y el conocimiento prohibido sean liberados del plano mortal”.
Max dijo en los días previos al lanzamiento del CD: «Es un gran honor que un sello como Wormholedeath me haya fichado. Es un verdadero hito personal y una materialización de las invocaciones y ritos que me permiten centrarme en el flujo creativo de lo que hice y está por venir. Estoy listo para llevar mi arte musical a una audiencia global que también busca la exploración de lo oculto. Embárcate en este viaje por la oscuridad de lo desconocido”.
Gutiérrez, mediante Grandiosa Muerte, convoca a los espíritus de lo oculto y lo arcano con una música que habla de los secretos del tarot, las enseñanzas de Blavatsky (escritora, ocultista y teósofa rusa) las leyes de Hermes Trismegisto (personaje helenístico legendario, supuesto autor de la Hermética) y los misterios olvidados de los espíritus mayas. «Egregor» es un viaje sonoro de treinta minutos que explora las profundidades de la psique humana y el más allá.
En esa media hora de música oscura, oscurísima, hay ocho temas mezclados y masterizados por Colin Marston (Gorguts, Imperial Triumphant) en su estudio Menegroth – The Thousand Caves de Nueva York. Los títulos son: Mercurio, Destino, Hereje, Oculto, Isis sin velo, Arcano, Sibila y Sincretismo.
¡Quién diría que algo tan tenebroso y sombrío podría salir de Heredia (Costa Rica), la llamada ‘ciudad de las flores’! ¿Serán todas negras?
Jon Marin