Cuando termine todo este lío, habrá que pedir al Ayuntamiento de Granada que devuelva la dignidad a la llamada Placeta Joe Strummer. La antigua Plaza del Pilar de Escoriaza fue convertida en 2013 en un homenaje a la figura del cantante de The Clash, muy vinculado a la ciudad durante algunos años de la década de los ochenta. Joe vino a la capital granadina huyendo de sus fantasmas personales -entonces asociados al declive de su banda- y se encontró con una tierra acogedora e inspiradora.
Su paso por Granada dejó huella en la escena artística local, siempre tan creativa e inquieta, estableciendo el músico británico unos fuertes lazos con grupos como los por entonces incipientes 091. Una plataforma ciudadana luchó porque el consistorio tuviera un detalle con el icono del Punk y la municipalidad habilitó lo que inicialmente era un recoleto lugar y hoy se ha convertido en un espacio descuidado y deprimente.
La inauguración de la Placeta se produjo el 20 de mayo de 2013 en esta parte del barrio del Realejo, la antigua judería de la ciudad. Hasta allí se desplazó Lucinda Garland, su viuda, para rubricar con su presencia el agradecimiento de la familia Strummer. Músicos autóctonos como Antonio Arias (Lagartija Nick) y los propios 091 honraron ese día la figura de Joe, en un esfuerzo colectivo que recogieron los medios locales con gran orgullo. Ese día sonaron canciones de The Clash, pero también «Todo es de color», de ese referente andaluz que es Triana.
Apenas siete años después de aquella fiesta, el entorno dedicado a la plaza se encuentra en un estado deplorable. Algún «iluminado» técnico cultural debió creer que el mejor emplazamiento para la placa original era justo detrás de un árbol que impide su visión… y ahí se quedó hasta que la arrancaron. Las fotos hablan por sí solas de la dejación y desprecio institucional hacia un hombre que siempre habló bien de Granada y hasta tenía familia directa en la ciudad.
No vimos ni graffitti alguno que recordara a Strummer -que lo hubo tiempo atrás- ni una mísera indicación textual que justificara el nombre de la Placeta. Y mira que nos costó subir la Cuesta de Gomérez que camina paralela a la Cuesta Empedrada de la Alhambra. EL GPS nos engañó… o no tanto, porque conocimos rincones de Granada que el turista suele ignorar. Pasamos por delante del Hotel Alhambra Palace y nos jugamos el tipo bajando por la Cuesta del Caidero y la posterior calle Vistillas de los Ángeles. Cuando por fin llegamos a nuestro destino, casi nos pasamos de largo ante la falta de evidencias.
En fin, seguro que alguien con sensibilidad para la música en algún tipo de concejalía puede (y debe) hacer algo al respecto. Confiamos en la reparación patrimonial de la Placeta, para borrar esta mancha sobre la cultura popular del siglo XX e incluso aprovechar el emplazamiento para una hipotética ruta Strummer por Granada.
El intérprete de ‘London calling’ también tuvo vinculación directa con Almería, como Carles Prats describió en su documental «Quiero tener una ferretería en Andalucía», realizado en 2011. Tras esa pista nos ponemos manos a la obra…
Leo Cebrián Sanz