Lejos queda aquel respeto por el maestro o profesor, que te impartía clases cuando empezabas a alumbrar una vida y tu cerebro recién constituido recibía más incógnitas que aportaciones beneficiosas. Totalmente ignorante ante la vida que se te viene encima, esta posición convierte a quien la adopta en el padre o la madre del atrevimiento. Hoy en día, la figura del docente pasa desapercibida para estas generaciones, dejando aparcado el respeto y la posible autoridad que “antaño” se merecía la figura del “profe”. Os invito a conocer la vida y obra de un luchador de la “vieja escuela”, que en un momento de su vida se dio cuenta de que el Rock tiene un mensaje de fondo que merecía ser transmitido a los que ocupaban los pupitres de su aula.

 

Desde La Roda para el mundo… y el primo hermano de Luis Buñuel

No lo niego, no, para nada. Me encanta este trabajo, porque conoces perfiles interesantes que te aportan mucho. Creo que no tiene precio ver cómo estas personas sienten pasión por algo e invierten su tiempo libre en demostrar que lo que dicen es cierto. El caso que nos acompaña hoy tiene mucho mérito y, sobre todo, un gran trabajo por detrás que merece ser conocido por todo el mundo. ¿Me acompañais al pueblo de la provincia de Albacete donde empezó esta historia? ¿Sí? Pues venga, adelante.

Es una casualidad que nuestro escritor se llame Miguel, porque me vais a permitir que inicie este texto haciendo un símil con los famosos “Miguelitos” de La Roda. Creo que la mayoría de vosotros habéis probado este exquisito postre de hojaldre con crema por dentro. Y si no es así, tenéis que hacer lo posible para degustarlo. Personalmente desconozco si a nuestro docente le gusta este manjar, pero lo que sí es cierto es que Miguel Luis Carrasco Ramo nació en la cuna de este arte culinario.

La Roda, localidad con más de 15.000 habitantes perteneciente a La Mancha Alta albaceteña, siempre ha albergado a lo largo de la historia a personajes destacados, como el filólogo y lingüista Tomás Navarro, el científico e investigador Manuel Perucho o incluso el tenista profesional Guillermo García López, ganador de nueve torneos ATP.

El 4 de julio de 1954 nacía un revoltoso e inquieto Miguel Luis Carrasco Ramo en un típico molino blanco español. Yo le incluiría en la lista previa de ilustres destacados, ya que no es fácil llevar el Rock a las aulas. La palabra «rebelde» se añadiría pronto a los adjetivos que marcan esa personalidad, una personalidad independiente que en algún momento le ha llegado a crear algún problema. En todo caso, nuestro protagonista no se imaginaba en aquel momento lo que años después llegaría a lograr.

Sus cambios de colegio eran habituales, hasta que al fin entró en la academia del primo hermano de Luis Buñuel, que además era un republicano desterrado a la localidad donde residía Miguel. Paradojas de la vida, este futuro docente nunca aprobaba en junio, dejándolo todo para septiembre. El castigo por parte de sus progenitores no se hizo esperar, ya que en el molino había mucho trabajo.

Fue una época durante la que creó grandes amigos y resultó fundamental el juego sin más, hacer alguna que otra gamberrada y de esta manera crear vínculos que hoy en día perduran. Digamos que estaba claro que el tema de los estudios no era su fuerte. Eso no fue justificación suficiente como para no dar el salto a Madrid, una parte crucial de su vida en la que estuvo internado en el colegio donde se formó.

 

Desde Madrid a Úbeda, pasando por Torreperogil (mejor que “desde Madrid al cielo”)

Sus vivencias en la «capi» le hicieron vivir momentos en la clandestinidad de la época junto a miembros del partido comunista y socialista, ya que tenía familiares que en aquel entonces militaban políticamente de esa manera. Quizás ese maestro «rebelde» se empezaba a forjar en inquietudes propias de un futuro obrero dependiente de una nómina. Pero no. Miguel no siguió el tópico de creerse un nuevo rico con ideas consumistas y esos conatos de apariencia ante el vecino que nada tienen que ver con la realidad. No como sucede actualmente, que existe un alto porcentaje de «masa» que cree tener calidad de vida y adquiere posesiones a diestro y siniestro, pese a que sus ingresos no superen las cien mil pesetas de las de antes.

Nos encontramos en 1968 y el olor a rancio y la falta de libertad copaban el día a día. La dictadura en la que estaba inmerso el país marcaba también el devenir de Miguel. Con tan sólo catorce años de vida, los temas políticos y sociales ya empezaban a generar inquietud en este futuro escritor. Miguel fue internado en un colegio porque sus progenitores no apostaban por él a la hora de poder forjarse un futuro.

Ya en Úbeda, y acabado el bachillerato, Miguel trabó cierta amistad con un jesuita que era de La Roda. Su siguiente paso fue estudiar Magisterio. En esta nueva etapa de su vida, su relación con los temas sociales y la educación se vio condicionada porque ambos aspectos estaban muy en boga en la llamada Compañía de Jesús, en uno de cuyos centros estudió.

Nuestro escritor siguió cultivándose socialmente y comprometiéndose con otra visión más acorde con la realidad, fuera del «quiero y no puedo». Con los pies en la tierra, sus miras hacia la izquierda siguieron acaparando más horizonte. Era habitual su presencia en las proyecciones de cine firmado por autores perseguidos por la censura. Otra faceta en la que también se vio inmerso fue la organización de festivales de música y teatro, todo con miras a poder ayudar a personas con riesgo de exclusión.

No eran nada nuevos los enfrentamientos con la policía y las consiguientes identificaciones propias de la época, y más si ibas en contra de lo establecido y con el pelo largo y abundante barba, como en el caso de nuestro escritor. También le llegó a Miguel el momento de cambiar de imagen por culpa de un mando en un campamento bajo disciplina militar.

Su puesto de trabajo estaba en juego si no cumplía los requisitos de agachar las orejas y aceptar el «sí, bwana» ante el régimen dictatorial. Aun así, su vida iba cogiendo «color». Tras formalizar su relación con su compañera de viaje en la vida y asumir juntos un proyecto común en marcha, su plaza de maestro se hizo realidad en Torreperogil, municipio de la provincia de Jaén situado en la comarca de La Loma. Ahora sí había llegado el momento de querer implantar otra forma de enseñanza a nivel pedagógico. Hasta tal punto fue así que las metodológicas novedosas con las que trabajaba hicieron del centro un referente en Andalucía a la hora de impartir matemáticas y ciencias.

Tanto su «media naranja» como él mismo tenían muy claro que esa forma de educar era la mejor. Para ello decidieron escribir un libro, en el que reflejaban que hay otras maneras de impartir esas dos materias. Ambos fueron los precursores en hacerlo diferente. Pero como dice un refrán de la calle, «el que se acuesta con niños, cagao se levanta». Esta vez nos volvimos a encontrar de frente con el egoísmo y demás miserias humanas, que se pusieron en contra de Miguel y su modelo de enseñanza. Los «dimes y diretes» con parte de los compañeros y la administración fueron los artífices de que nuestro protagonista solicitara el traslado a Úbeda.

Paralelamente a todo lo que os he contado hasta ahora, Miguel se convirtió en un deportista nato -por eso lo del título «Toda una vida por caminos diferentes»-. Hay caminos y caminos, unos con más piedras que otros, o incluso sin esas piedras con las que tropezar una y otra vez a pesar del «bofetón» que te da la vida en un momento dado. No sé si nuestro protagonista se tropezaría siempre con la misma piedra, pero en los caminos donde él ha sido el runner incansable, creo que el porcentaje de logros ha sido alto.

Miguel, un docente diferente por el camino deportivo

No sé, pero me da la sensación de que el día en los tiempos pasados de nuestro «maestro» sería de 48 horas. ¡¡Si es que me estoy estresando leyendo su biografía!! Menudo máquina, ja, ja, ja, ja. Ya podrían leer este artículo los rancios de este país; sí, esos que dicen que todo lo relacionado con el Rock son las drogas y la gente de mal vivir (valientes idiotas -perdonad que insista-, pero estos engendros de personajes me inflan la vena aorta). Ya comenté algo similar en el artículo de presentación de «La Pluma Rockera» sobre muchos de los que nos han criticado o nos critican. Me gustaría saber el nivel intelectual conseguido a través de estudios o logros adquiridos en sus vidas de pacotilla y apariencia de plástico. Buff, volvamos a lo importante, que me desvío de lo que nos depara este artículo. En él repasamos la trayectoria de una persona que está dando visibilidad a nuestra cultura y que se merece mucho más respeto que algunos/as.

Como os decía, la senda deportiva también forma parte de la vida del incansable maestro. Su deporte por excelencia es el baloncesto, pero hay una cosa curiosa que me llama la atención. Él dice que no es el de carácter profesional. Reconozco que personalmente pienso igual. ¿Se referirá a que detrás de cada deporte profesional hay cantidades económicas fuera de control? O en cierta manera desmesuradas -que no vienen a cuento-, para un profesional de ese deporte en sí.

Al ejemplo del fútbol me remito, ese deporte «oficial» en España, un país donde un elevado porcentaje de ciudadanos lo pasa fatal y sufre problemas económicos graves. Un país en el que no se cuida la cultura ni al que la genera. ¿A qué vienen pues esas millonadas por un jugador? Pero hay algo más grave todavía, y es que los políticos los pongan como referentes ante los chavales.

Seguro que os acordáis de la intervención del Ministro de Sanidad, Salvador Illa, tras la concentración en plan botellón que se produjo en un municipio de Castilla-La Mancha. Comentaba Illa que eso no se podía consentir en tiempos de pandemia y para ello decidió hablar con futbolistas profesionales, a los que consideraba referentes entre los más jóvenes. Vamos a ver, señor Illa, discrepo totalmente con usted. Creo que un referente es, por ejemplo, un científico que estudia y trabaja para curar a un ser querido con una patología grave. O un profesor que con sus habilidades de docente educa y culturiza a tu hijo/a. O cualquier profesional que aporte bienestar a tu vida. Pero un futbolista, ¿qué aporta a la sociedad que no sea aparecer en las televisiones del régimen con grandes coches y esas grandes mansiones que fomentan el consumismo más radical? Esta será una de las cuestiones que aclararemos con Miguel en la entrevista que mantendré con él en la segunda parte del artículo.

Volviendo al deporte, la afición por el baloncesto del autor de «Una historia del Rock» le viene desde niño, llegando a formarse como entrenador nacional. Esto incluso le dio pie para impartir por toda Andalucía cursos de formación para entrenadores e incluso llegó a jugar federado en la antigua primera división andaluza. Un recorrido excepcional para una persona que empezó en este deporte construyendo con sus amigos del equipo los aros y canastas, y entrenando en el corral de uno de esos compañeros con los que compartía afición.

Si lo anterior no fue suficiente, atentos  lo que sigue, porque también el ciclismo, la piragua, el atletismo, el yoga, Pilates e incluso el kárate forman parte de esta senda deportiva. Quizás le viniese lo del arte marcial -en el que llegó a cinturón marrón y juez-, por si se tenía que defender de tanto visionario con olor a Varón Dandy. Esta afición multideportiva le llevó a escribir un libro sobre metodología y filosofía del baloncesto. Como es habitual, esa acción e iniciativa de mostrar al mundo una visión diferente no fue efectiva por una serie de problemas con la editorial que lo iba a publicar. Quizás se trataba de otro visionario con olor a cierta colonia de bote en forma de litro…

Hasta aquí la primera parte de dos sobre este trabajador de la enseñanza. Como bien habéis podido comprobar, en esta introducción he abordado todo lo relacionado con su vida extramusical. Miguel siempre «alardea» de que no se considera especialista de nada. Pero si algo le atrae se interesa por ello, llegando a estudiarlo de tal manera que se mete de lleno en el tema, consiguiendo así todo lo que se propone.

En la próxima y última entrega del artículo me adentraré en la nueva edición de su libro y el documental en el que está implicado en la actualidad. Lógicamente -y como es habitual en este país-, Miguel trabaja en ambos proyectos sin ayuda alguna de los gobernantes o sucedáneos. Os emplazo pues a leer más sobre «Miguel Luis Carrasco Ramo. Un maestro -que no profesor- rebelde».

José Ramón Nieto “Kema Púas”
“Escuchar música te hace ser mejor persona y te limpia el alma. Si es Rock, mejor”.