Para punkies, nosotros. Habíamos pensado no acudir a la rueda de prensa con la que se anunciaba el regreso de La Polla Records, ya que la «pregonera» anunciada para un acontecimiento tan histórico no era otra que la periodista Marisol Galdón. Mal empezaban las cosas cuando la elegida para introducir el acto era un personaje tan distante del Rock. La catalana tan pronto se ha entregado sin rendición al Pop y la movida madrileña como al entretenimiento televisivo más afín al sistema, ese mismo que denuncian las letras de LPR.
Últimamente entregada a la causa del feminismo más ventajista, la también actriz y escritora no defraudó las expectativas. Su inconexo discurso incluyó citas a John Ford y Cervantes (¡¡¡!!!), dos de los creadores a los que comparó con Evaristo, mientras Marisol realizaba su ya tradicional sobreactuación, esta vez en clave «moda Punk en Galerías». Por respeto a nuestros lectores, nos abstenemos de difundir imágenes de la mesa de ponentes, en la que tanto protagonismo como ella tuvo «Polako», el manager de La Polla.
Mucho de lo vivido ayer en la sala Truss del WiZink madrileño resultó extraño y por momentos algo incómodo. La convocatoria fue tan masiva y poderosa que por primera vez en mucho tiempo vimos soportes y sillas para que los fotógrafos y cámaras pudieran obtener imágenes del posado previo de los cinco componentes de La Polla Records (Evaristo, Sumé, Abel, Txiki y Tripi), la misma formación que ofreció los últimos conciertos en 2003. Incluso se sugirió un turno doble para los gráficos, prueba indiscutible de que la ambición de esta gira de regreso se escapa a la naturaleza siempre discreta de los músicos. Hubo entrevistas previas y posteriores de Evaristo para los medios más grandes (agencias, diarios de tirada nacional, televisiones…) y de hecho ese día los dos Telediarios de TVE dedicaron unos minutos a la resurrección de LPR.
Llámenlo sin miedo «el gran circo del Rock and Roll», aunque Evaristo supo fajarse con mucha clase de una ronda de preguntas en la que se habló mucho de la ultraderecha española y poco de música. El motivo de la comparecencia era doble: por un lado, el lanzamiento del álbum «Ni Descanso, Ni Paz!», para el que se han regrabado 19 temas del repertorio de la banda, además de un nuevo single con su correspondiente videoclip, que es el que la que da título al compilado. Produce el infalible y muy contemporáneo Haritz Harreguy, así que hay ganas por saber cómo ha rejuvenecido el sonido de la cuadrilla de Salvatierra.
Por otra parte, La Polla Records encara una gira que sólo podríamos asimilar a la del regreso en su día de Héroes del Silencio, con shows muy escogidos en España (Madrid, Bilbao, Barcelona y Valencia), siempre en grandes auditorios y con la posibilidad de añadir fechas en esas mismas ciudades si el publico lo demanda. El telonero de las fiestas será El Drogas, todo un acierto para calentar un ambiente con connotaciones de efeméride única.
Como los maños, los alaveses también darán conciertos en Latinoamérica, lo que se nos antoja como el verdadero motivo de su reconciliación como colectivo y la aplicación efectiva de la misma sobre los escenarios. El interés por LPR resulta tan abrumador al otro lado del Atlántico, que el primer rumor de que algo como esto se estaba cociendo en torno al grupo salió de un país como… ¡Chile! Y no harán salas de medio aforo, no, sino festivales como el Cosquín Rock, algo similar a nuestros Mad Cool o Download. Aún no se han definido todos los territorios por los que pasarán sus ocho fechas, pero no faltarán Argentina, Colombia, México o la propia Chile, a expensas de una ampliación geográfica a Ecuador o Uruguay.
Tripi y Evaristo
A pesar de las cifras, del lanzamiento de un libro y un documental conmemorativos, de los datos técnicos de la preventa de entradas…, de todo ese despliegue a veces más propio de una escuela de negocios, aún hay esperanza para quienes amamos la naturalidad con la que La Polla Records siempre se ha manifestado. Cuando terminó el evento promocional, Evaristo se fue de cabeza a por un pincho de tortilla, mientras celebraba su condición de reciente padre con su retoño en brazos. Mientras tanto, algunos de sus compañeros de grupo tertuliaban en uno de los patios exteriores del WiZink, observados desde lejos por quienes esa mañana formaban cola para ver el concierto de Slash y Myles Kennedy.
Y es que la música, el Rock o el «Punk-patetero-me-cago-en-Dios», cuanto menos revestido de oropeles y hojas de Excel, mucho mejor.
Leo Cebrián Sanz
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