El pasado fin de semana todos hablaron sobre Eurovision…, incluso los rockeros. Fue gracias al único representante que aportó algo de variedad y calidad metalera a la final del certamen, en un soporífero desfile de actuaciones en las que primaba lo visual sobre lo musical. La banda AWS, a la que los comentaristas de TVE definieron como formación de Post-Rock, fue uno de los escasos atractivos de la 63ª edición del concurso televisivo. Su tema ‘Viszlát nyár’ («El verano terminó») fue un soplo de aire flambeado -por la cantidad de llamas de las que se rodearon-, en un show en el que incluso durante unos segundos uno de sus guitarristas se arrojó al público.
El espectáculo resultó bastante digno si lo comparamos con los cánones artísticos que caracterizan las canciones de la Champions musical del continente, con el aliciente de que AWS usaron su propia lengua, el húngaro, para expresar el mensaje de su himno eurovisivo. Días antes el quinteto ya había amortizado su participación en la cita lisboeta, al conocerse la noticia de que eran fichados por el festival alemán de Wacken para tocar en su edición de este año.
Desde que se conoció su presencia en Portugal, los organizadores del festival W.O.A. (Wacken Open Air) ya apoyaron a AWS, difundiendo desde sus redes sociales su participación en Eurovision y la manera de meterles en la final mediante el voto telefónico. Justo cuando esta primera ronda terminó, los músicos confirmaron que entraban a formar parte de la familia artística del Wacken 2018. Habían recibido la buena nueva al término de la rueda de prensa de presentación de los dos días de eliminatorias previas.
«Esta oportunidad es un sueño hecho realidad para nosotros. Siempre fantaseamos con el W.O.A., pero nunca pensamos que realmente tuviéramos la oportunidad de tocar allí como banda, ya que nuestras letras son principalmente en húngaro. Pero está sucediendo ahora, y estamos súper emocionados. Es algo grandioso para la banda, pero también para cada uno de nosotros como metaleros «, dijo el cantante Örs Siklósi.
Leo Cebrián Sanz