Rueda de prensa Manolo Chinato – 02.12.2016
por Amado Storni
“No te sientas sola, ni llores por mí gotas de rocío
porque estés celosa de mis amoríos,
que, aunque sea de día, noche,
yo siempre te llevo conmigo”
He de reconocer, amigo lector, que desde siempre arrastro un defecto en estado terminal: tengo la imperiosa necesidad de rodearme de personas que merecen la pena. Personas que me aportan inquietudes, que avivan mi ingenio, que me enseñan a disfrutar de la vida y a ser un poco más libre. Y a veces, cada vez más veces, mis pasos se cruzan con los de otros que alquitranan mi camino de talento, de serenidad creativa, de humildad. Sobre todo de humildad. Y solo así, acabo aprendiendo. Manolo Chinato es una de esas personas cuyas palabras, que suelo escuchar muy atento, me empapan hasta los huesos de una nostalgia poética agradecida y siempre necesaria.
“Poeta no quise ser, me lo otorgaron los vientos”
“Que no quiero ser tanto, que quiero vivir en mi tierra agrietada de manantiales cristalinos. Andar un poco más lejos de las fronteras por la sublime añoranza del regreso”.
De esta manera tan sublime, el poeta extremeño magnificaba las palabras que otro poeta, “Kutxi” Romero, le dedicaba desde la distancia más cercana de la tecnología visual, esto es, desde una pantalla de video.
“Tengan mucho cuidado con sus preguntas porque soy un hombre de campo… No me hagan preguntas de ciudad porque a lo mejor no tengo capacidad de responderlas”.
Una rueda de prensa en la que “Manolillo” se desnudó de poesía, la misma que nos regala en su poemario ‘Poeta no quise ser’, “segundo hijo de mi pensamiento”.
“No escribo para nadie, escribo para mí mismo. Me di cuenta de que escribiendo mis desamores ya no estaba solo: estaba conmigo mismo. Los poemas han sido el mejor bálsamo que he tenido para salir de amores, de desamores, de injusticias,… Nunca pensé sacar un disco, ni editar un libro, ni recitar en público. Pero un día me crucé con ‘Robe’ Iniesta, le recité un poema y la rueda empezó a rodar. Y me atrevo a hacer cosas […] Y después de ver que las personas salen satisfechas al oír mis palabras me siento muy contento”.
“Que yo no tengo remordimiento de mi locura”
La suya es una poesía que, inexorablemente, invita a la rebeldía; cantos a la añorada libertad, a la poesía en estado puro. Esa que camina en soledad pero que nunca está sola. Entonces, para qué sirve la poesía revolucionaria, ¿para parir poetas o para hacer la revolución?
“Mi poesía es una poesía rebelde. Y me vale para no dejar de serlo. Los poetas viven de pan y de Magno [señala la botella de coñac]. Vivo igual que todos: del pan, del agua y de mí mismo […] Para ser libre no solo basta quererlo. Ese es el inicio de ser libre. [Y empieza a recitar] ‘Alejado de los hombres que quitan el pan y el sueño/ allí, en mi campo salvaje/ soy un salvaje sin dueño’”.
“Soy amigo de los pueblos oprimidos,
soy hermano de los pueblos maltratados”
También hubo un obligado guiño a Bob Dylan, el reciente Premio Nobel de Literatura: “Es hora de que los premios se los den a la gente sencilla del pueblo […] La pasta la cogería porque, sin tenerla, la he repartido con los demás de ‘puta madre’” y a Extrechinato y tú, “estos poemas pueden acabar siendo música. Eso tendrán que decidirlo los músicos. Aunque los poemas musicados pierden fuerza como poemas. No me importaría […] No quisiera hacerlo con ellos [se refiere a ‘Robe’, ‘Fito’ e Iñaki] porque no me gustó cómo quedó el disco. Fue una apuesta valiente, de amigos. Y salió como salió por eso, porque fue una apuesta de amigos y no de músicos”.
“A veces, cuando te beso
y tú no quieres besarme,
me escondo en mi corazón
y no quiero estar con nadie.”
La rueda de prensa dio por finalizada con la pregunta que un servidor, ávido de conocimiento, le hizo a Chinato: «Como poeta, ¿lees a otros poetas?»
“Sí… no muchos. Sin saberlo, la poesía siempre me ha pertenecido. Cuando estaba en un internado de curas ya me gustaba leer poesía, sin saber que yo la escribiría […] En los libros leía los poemas consentidos por el Régimen [se refiere a la Dictadura del general Franco]. Es después cuando descubro a mis poetas preferidos: Lorca, Neruda, Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández…“
“Manolillo” desató su verborrea poética y recitó poemas del Marqués de Santillana, de Jorge Manrique y de Juan Ramón Jiménez.
“Gracias por esa pregunta”, dijo emocionado.
Cuando Dios mira hacia otro lado hay que desviar la vista y mirar adonde miran los humildes. Y allí, en la convergencia de esas miradas, empezar a construir ese mundo (hasta ahora utópico pero no imposible) que se anda por caminos alquitranados, inmunes al odio y la avaricia, en los que la sencillez de un indio se cotiza mucho más que el dinero de un importante abogado.
“No llores madre en el cielo
porque a ese cielo tu hijo no vaya,
que mi cielo estuvo aquí
cuando tú estabas en casa”
Fotos: Leo Cebrián Sanz
Debe estar conectado para enviar un comentario.