La noche del 15 de febrero, la sala Rock City de Valencia se convirtió en el epicentro de un ritual sonoro comandado por Mi Amigo Invencible. Con una trayectoria consolidada en la escena indie-rock sudamericana, la banda mendocina reafirmó por qué sigue siendo una de las más queridas del circuito alternativo.

La apertura de la velada estuvo a cargo de Pyramides, otra banda argentina que viene pisando fuerte con su darkwave nostálgico y envolvente. Con una puesta en escena minimalista pero efectiva, lograron calentar el ambiente con un set de sintetizadores hipnóticos y guitarras etéreas, preparando el terreno para lo que sería una noche de pura magia.

Cuando Mi Amigo Invencible subió al escenario, el público ya estaba entregado. Desde los primeros acordes, la banda desplegó su característico sonido introspectivo y envolvente, mezclando el indie-rock con texturas que rozan lo experimental. Con un setlist que viajó por distintos puntos de su discografía, los mendocinos repasaron desde clásicos como «Impecable» hasta los paisajes sonoros de su reciente disco “Arco y flecha”.

El clima en la sala oscilaba entre la euforia y la contemplación, con momentos de baile descontrolado y otros en los que el público simplemente cerraba los ojos y se dejaba llevar. En medio del concierto, la banda sorprendió con un emotivo homenaje a Serú Girán, interpretando el clásico ‘Seminare’, lo que desató una ovación en la sala. La voz de Mariano Di Cesare flotaba sobre las capas instrumentales, mientras la banda ejecutaba cada tema con una precisión quirúrgica pero sin perder el desenfado que los caracteriza.

El cierre del show fue un estallido emocional. Con una versión extendida de ‘Acto de fe’, su último sencillo, la banda se despidió dejando en el aire esa sensación de haber sido testigos de algo irrepetible.

Mi Amigo Invencible demostró una vez más por qué sigue marcando el pulso de la escena independiente. Un show que quedó grabado en la memoria de Valencia y que reafirma el poder hipnótico de la banda mendocina.

Texto, foto y vídeo: Fernando Cardozo