Te pueda gustar o no, nuestro país no son únicamente pueblos, ciudades y localizaciones de ensueño con una gastronomía envidiable y todas esas cosas que al ser humano le gusta disfrutar. Esta porción de terreno, ubicada en una parte del globo terráqueo tan particular como la Península Ibérica, no sólo alberga atractivos turísticos. En su interior hay mucho más, aunque por culpa de algunos no haya nada más que se visibilice debidamente. Muchos de esos intereses obedecen a que no son productos que se puedan adquirir a golpe de crédito al consumo, un recurso con el que algunos pueden aparentar su buen nivel adquisitivo.

El mundo de la música no se libra de los incompetentes que provocan esta situación. De sobra sabemos el alto nivel que tienen muchos de nuestros músicos, algunos de ellos auténticos fuera de serie. Sin embargo, son profesionales que no pueden vivir de la venta de sus discos o del directo de su banda. Quizás nuestro protagonista, a quien voy a presentaros hoy, entienda perfectamente lo que estoy relatando.

Motril, caña de azúcar, mezquitas y Rock and Roll

Miguel Duarte Alonso es un motrileño de raíces profundas, que empezó su andadura musical a muy temprana edad. Siempre fue instruido y bien aconsejado por sus progenitores, no en vano son sus padres los responsables de su pasión por la música. Su madre, prestigiosa profesora de piano; su padre, un amante del Jazz, la música clásica y un perfecto melómano. Ambos contaban con la capacidad suficiente para transmitir valores fundamentales como los de saber valorar y amar la música, una constancia en la vida de su hijo músico.

Cada mañana, Miguel no abría los ojos con un despertador de esos que corrían por la mesita de noche, ni con un ruido estridente o la melodía de un móvil de última generación, no. La melodía diaria que percibían los oídos de este futuro trabajador de la música eran el sonido del piano de su madre, junto con el último disco que su padre había adquirido el día anterior.

Todo eso sucedía en Motril (Granada), la bella ciudad denominada «lugar de Mirtos» en la época antigua, donde se introdujo la caña de azúcar como medio de vida. Debido a la invasión musulmana, su pasado histórico también experimentó la implantación de cuatro mezquitas. Esta parte de la historia de la ciudad terminaría por mezclarse con el propio músico, como veremos más adelante.

Corrosión y Decadencia

 

Miguel Duarte: sus inicios

En 1991 apareció en la escena musical de la ciudad un grupo llamado Corrosión y Decadencia. Nuestro músico formó la banda para empezar a dar forma a sus inquietudes musicales, ya que él era el cantante, guitarrista, letrista y compositor. Su sonido inicial era totalmente Punk y Hardcore, aunque con el tiempo fue evolucionando a Thrash Metal.

Korrosión

 

En sus inicios como quinteto llegaron a llamarse Korrosión, pasando en poco tiempo a ser tres músicos con mala baba. Como trío consiguieron sacar a la luz una demo en directo, que Duarte decidió titular “Divina Decepción”. CYD (abreviatura de Corrosión y Decadencia) consiguieron actuar en televisiones locales, atendieron entrevistas en varias emisoras de radio y dieron conciertos por toda la zona. Fue así como empezó a cosechar frutos la indiscutible valía de Duarte.

Korrosión

Crisis Personal fue el segundo grupo que nuestro músico decidió fundar, motivado siempre por sus inquietudes musicales. Esta vez su deseo de fusionar otros estilos como el gótico, el Rock y la psicodelia le hizo volver a coger las riendas de la composición, las letras, la voz y la guitarra. El proyecto dejó para la posteridad una demo registrada en el propio local donde ensayaban. Titulada como la propia banda, aquella grabación contó como ingeniero de sonido con Jesús Vázquez, miembro de los desaparecidos Subterráneos. Todo esto ocurrió en el año 1993, limitándose su distribución a los más allegados.

Lejos de quedarse parado, Miguel Duarte decidió cambiar el nombre de la formación por el de Extraño Sonido. Quizás fue una declaración de intenciones, ya que el sonido se endureció y lo hizo más oscuro. Llegaron a ser entrevistados por emisoras como Onda Sur y Onda Cero, mientras seguían dando conciertos como el que le hizo coincidir con Antonio Arias, fundador y líder de Lagartija Nick. Él y sus compañeros lograron grabar una demo titulada «Experiencias», que quedó para la posteridad como reflejo de esta nueva etapa en la trayectoria de nuestro músico.

 

De autodidacta a Premio de Honor; fin de grado, especialidad guitarra

Autodidacta sin contemplaciones, nuestro guitarrista ya iba teniendo claro que lo suyo era la música, por lo que decidió adquirir más conocimientos. Prueba de ello fue la gran variedad de cursos a los que se presentó, y en los que recibió las más altas calificaciones.

Sus buenos resultados académicos contribuyeron a una carrera que ya era imparable. Él mismo se daba cuenta de que sus dedos se deslizaban por el mástil de la guitarra con una facilidad vertiginosa, fruto de sus conocimientos adquiridos hasta ese momento. Lejos de apartarse de las aulas, Duarte decidió entrar en el Conservatorio en la modalidad de guitarra clásica, mientras a su vez seguía recibiendo formación en otros instrumentos como el piano.

En el año 1995 el pianista de Jazz latino Chano Domínguez impartió un curso de piano enfocado al Blues, en el que nuestro aplicado alumno adquirió si cabe aún más conocimientos. En octubre de 1996 Duarte recibió el premio de Honor -fin de grado Elemental-, en la especialidad de guitarra. Fue el primer motrileño al que se le otorgó ese reconocimiento.

 

Cuando la pasión da sus frutos

Esto de rockear y llevarlo en la sangre es lo que tiene. Si se vuelve algo pasional, los resultados pueden ser muy gratificantes. Da igual que seas fan o músico. Nuestro virtuoso puede hablar alto y claro de lo que supone llevarlo en las venas, pero también de recoger los frutos conseguidos por un arduo trabajo pasado.

A mediados de octubre de 1997, el protagonista de este artículo decidió asistir al primer Clinic organizado por Didáctica Musical en Talavera de la Reina (Toledo). Lo impartió el virtuoso guitarrista norteamericano Joey Tafolla. No quedó ahí la cosa, ya que el año dio mucho más de sí para este inquieto músico.

Su llegada a Granada capital supuso la continuidad de sus estudios en el Real Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia. Duarte se matriculó además en Bachillerato Artístico, dado su interés en desarrollarse en otras ramas del arte. Fue entonces cuando creó junto a sus nuevos compañeros un grupo llamado Navajos.

Nos adentramos ya en los años 1998 y 1999, en los que Miguel Duarte Alonso siguió perfeccionando su técnica de las seis cuerdas a base de trabajo y trabajo. Esta vez fue de la mano del gran concertista Marcos Socias, como parte del programa de nuevos cursos impartidos en el Victoria Eugenia. En noviembre de 2001 finalizó el grado medio de música en la especialidad de guitarra, obteniendo el título de profesor de guitarra.

Hasta aquí la primera entrega de las dos que integran esta serie sobre la vida artística de este guitar-hero. ¿Por qué le podemos llamar así? ¿Es realmente un «héroe de la guitarra» en toda regla? Miguel Duarte Alonso ha vuelto a la actualidad, queriendo mostrar al mundo su carisma y buen hacer como multiinstrumentista. Y ahí está LosMejoresRock.com para dar fe de ello…

José Ramon Nieto «Kema Puas»
«Escuchar música te hace ser mejor persona y te limpia el alma. Y si es Rock, mejor».