En España, si lo que usted quiere es enterarse por la prensa del fallecimiento de uno de los precursores del Pop y el Rock nacional, lo que tiene que hacer es leer el semanario Pronto. Así están las cosas. Tony Luz es para las revistas del corazón «el gran amor de Karina» -con la que estuvo casado dos años-, pero para nosotros se trata de uno de los genios del mejor conjunto instrumental que haya dado el país en el siglo XX (del XXI serían Los Corizonas, por supuesto).
El pasado miércoles 29 falleció en Madrid el guitarrista de Los Pekenikes, pero también un hombre que hasta el final de sus días siguió trabajando en labores de compositor, productor musical y diseñador de portadas de discos. Entre 1961 y 1971 Antonio Luz Payer fue parte fundamental de la mejor época de los autores de «Hilo de seda» o «Los cuatro muleros», por citar dos de las grandes piezas instrumentales de la formación. Junto a los hermanos Sainz y el resto de sus compañeros tuvo el privilegio de telonear a The Beatles en su histórica actuación madrileña.
A su salida de Pekenikes, Tony Luz compuso para su esposa Karina los éxitos «El baúl de los recuerdos» y «En un mundo nuevo», con los que demostró sus dotes para la creación de temas de canción ligera. Pero Tony era rockero de los pies a la cabeza y a mediados de los años setenta se erigió como adalid del primer rock and roll, que coincidiendo con la muerte de Elvis estaba viviendo un tímido revival.
Ese mismo amor por las raíces del género le condujo a ser uno de los precursores del sonido rockabilly, sin seguir por ello el camino fácil que imponía el Pop de la Movida y la Nueva Ola. Sus grupos fueron Bulldog y Zapatón. Esos primeros años de la década de los 80 le convirtieron en una eminencia del estilo y una figura respetada por su veteranía. Su experiencia le llevó a producir a nuevas generaciones como Loquillo y los Trogloditas y Los Rebeldes.
Durante los últimos treinta años Tony Luz ha seguido presentándose en directo en compañía de sus colegas músicos de El Purgatorio, La Brigada Senil y Perro Viejo, y especialmente Los Silver Tones. Lo hacía en el circuito de clubes de la capital madrileña, donde seguro que la asociación PMP (Pioneros Madrileños del Pop) tiene un sentido recuerdo para él.
Leo Cebrián Sanz