Hay que ver cómo son los auto ungidos «patrimonialistas» del Rock español, aquellos que agarran un single o un LP y dicen: «Mííííío… es mííííío». Basta que lo proclamen a los cuatro vientos y presuman de su «tesoro» para que poco después se nos cruce alguien con menos ínfulas y nos muestre con total naturalidad lo que tan exclusivo e inalcanzable se presumía. El último ejemplo es este disco del grupo Presos, cuyo mayor mérito es ser el único álbum conocido que cuenta con la producción de José Carlos Molina, el fundador y líder de Ñu.

Por supuesto, sólo el cantante y flautista puede afirmar que esta grabación ha sida la exclusiva que ha contado con su experiencia a los mandos de la mesa de sonido, pero las fuentes consultadas nos apuntan en ese sentido -descartados lógicamente los discos de Ñu-. Este vinilo titulado como su primera canción, «Dulces sueños», fue publicado en 1991 por PAK, un subsello de la discográfica Avispa especializado en dar cobertura a la edición de discos de encargo. Fueron pocos los plásticos lanzados al mercado por esta etiqueta menor en una época de declive para el formato, pero he aquí uno de los elegidos.

Se trata de un long-play de Pop-Rock español, muy influido por el éxito coetáneo de Héroes del Silencio, pero que por momentos llega a sonar a Glutamato Ye-yé, La Granja o incluso Modestia Aparte. El quinteto estaba formado por Barton (voz, bajo y coros), Juan Carlos (guitarra), el tocayo José Carlos (guitarra acústica), Octavio (batería y percusión) y José Mari (teclado).

La grabación se efectuó en los estudios M20, en Madrid, que eran las instalaciones oficiales de Avispa para estos menesteres. De la producción general de sus diez canciones se ocupó Paco Valhondo, mientras que de la específica lo hizo el factotum de Ñu.

Esta formación extremeña de la localidad cacereña de Navalmoral de la Mata quedó finalista en 1990 del concurso musical Cultura Joven 90, que se celebraba en la ciudad de Mérida, en la provincia de Badajoz. El premio fue la grabación de un disco y con él inmortalizaron sus composiciones de factura sencilla, pegadizas y resultonas, muy propias del final de la edad de oro de la música Pop en castellano. Un año y medio después de sacar a la calle este trabajo, Presos puso punto y final a su aventura artística. Como curiosidad, la banda había comenzado tocando Ska.