Ruta 4 Leguas es el nombre de una de esas sorpresas musicales que a veces conlleva el trajín de discos que nos intercambiamos entre la prensa especializada y las personas de las que nos rodeamos en torno a nuestra afición común. “Donde Sueñan Todos…” llegó a mis manos por la recomendación de un prescriptor de confianza, fascinado con el sonido de guitarra de esta banda de músicos veteranos con origen en Sevilla.

El álbum en cuestión es su única referencia publicada e incluye diez temas: “No tengo más que decir” –single-, “Pidamos un deseo”, “Tren de medianoche” -dedicada a Tomás Álvarez-, “El tiempo va a cambiar”, “Donde sueñan todos” -en homenaje al fallecido guitarrista Juanjo Pizarro-, “Flores en el lodo”, “Tierra, aire y fuego”, “Dejándome la piel”, “Hombre con suerte” y “Sin ningún timón”.  

Esta autoproducción fue presentada el 6 de marzo de 2022 en la hispalense Sala Newman. El 1 de abril de ese mismo año participaron en el concierto homenaje local al crítico de Rock Oriol Llopis. Sobre el escenario volvieron a estar los cuatro instrumentistas titulares del cuarteto: Paco Alejo (voz, guitarras y compositor único de música y letras), Manu Carrasco (guitarra solista y coros), Pepe Reguera (bajos y voces) y Jorge Martín (baterías y percusión). Alejo y Reguera aportan la letra de tres de las composiciones: “Tierra…”, “Dejándome…” y “Hombre…”, en tanto los arreglos son firmados por el colectivo al completo.

Como curiosidad, cabe destacar que el batería Jorge es un viejo conocido de la música dura de la capital, ya que formó parte de la banda Criba, formación finalista del VII Festival Rock Villa de Madrid celebrado en 1984. En aquel cuarteto destacaba Pablo Perea, vocalista de los posteriores y exitosos La Trampa. Las canciones de su EP de 1987, editadas exclusivamente en cinta por Lady Alicia Records, fueron teóricamente recuperadas en la recopilación «Perdido en Madrid II», pero una vez más nos encontramos ante una de esas ediciones fantasmas que no hay manera humana de adquirir o escuchar. El responsable del sello tendrá sus razones, pero no deja de asombrar -y hasta escandalizar- esa política tan discutible y hasta inmoral de auténtica apropiación patrimonial de la historia de nuestra música.

Leo Cebrián Sanz