Para casi todos la noticia de ayer fue el anuncio del cierre y posterior reconversión de la discoteca Joy Eslava en un local muy distinto del actual, pero para nosotros el protagonismo se lo llevó el cartel de «Se traspasa» en la puerta de El Botas. Este bar de ambiente rockero situado en el barrio madrileño de Lavapiés desde hace décadas era uno de los escasos refugios con que contaba el Rock en el centro de la capital.

Su página de Facebook está desactualizada desde 2016 y hoy por hoy el local anuncia su disponibilidad comercial. El Botas presumía de ser «El único bar de Madrid que no pone música de la SGAE» y era parte de la rutina lúdica del Lavapiés más castizo, aquel anterior a la actual condición multicultural de la zona.

Para quienes no lo conocieran, El Botas era el clásico pub que parecía felizmente anclado en los finales de los 70 y la década de los 80. Desde el futbolín a los posters de los Stones, todo en él respiraba esa sensación de «garito» de pipas y minis de cerveza. Con el tiempo sus «recetas» fueron cambiando hacia el consumo generalizado de botellines de cerveza, en consonancia con la media de edad de su bullanguera clientela, cada vez más alta. Lo recordamos sumido en una nube de humo anterior a la ley anti-tabaco, pero sobre todo lo recordamos con una programación musical extremadamente fiel al Classic Rock.

La pérdida de El Botas se suma a otra desgracia para el patrimonio inmaterial madrileño, cual es el cierre del bar Melo’s, muy cercano. Allí se servían sus famosas «zapatillas» de lacón y queso y esas raciones de croquetas y pimientos con las que llenar el estómago antes de escuchar ‘Angie’ en el hogar de los vecinos rockeros de la calle La Fe, número 6