Los hermanos García-Pelayo viven una tercera juventud, tras su etapa como productores y promotores del Rock Andaluz a finales de los años 70 y como especialistas en el mundo del juego de casino durante casi un lustro en la década de los 90. Su carácter de visionarios y genios creativos se manifiesta ahora en el regreso al cine de esa pareja imbatible que forman el director Gonzalo y su hermano Javier. Si hace unos meses recibíamos el impacto de «Todo es de color», su película documental en homenaje al grupo de Jesús de la Rosa, ahora es el mediometraje «Sobre la marcha» el que ha llamado poderosamente nuestra atención.

Resulta complicado describir este ensayo de tema indefinido, pero cuyo espíritu de rock and roll está bien presente a lo largo de sus 72 minutos. Los gurús del hippismo sevillano han aprovechado este insólito formato cinematográfico del arte y ensayo libertario para construir un film independiente donde los haya. En él se recuerda parte de lo vivido en los gloriosos años de la banda Smash y las aventuras y desventuras madrileñas de estos Grateful Dead hispanos.

Quien rememora una actuación en Sevilla y el viaje del cuarteto a la capital es Javier García-Pelayo, a la sazón su representante en aquellos tiempos pioneros. Durante la primera media hora de «Sobre la marcha» vemos cómo su antiguo manager dormita en un tren, mientras su voz en off relata la delirante odisea de los melenudos andaluces cuando les tocó buscarse la vida artística en la ciudad de los grises ministerios franquistas.

«Sobre la marcha» también recoge testimonios del fotógrafo Alberto García-Álix, a quien impresiona escuchar con una voz ya muy quebrada describir  su relación con el gran Silvio, el legendario rockero de la capital andaluza. Una jam previa de improvisación guitarrera a cargo de Javier Colis y su gente sirve de primer puente argumental. Por su parte, el crítico Jesús Ordovás aporta su punto de vista respecto al famoso festival celebrado en Burgos en 1975, estreno oficioso de la cultura del «rrollo».

En este alocado collage hay sitio asimismo para otros elementos sin relación aparente con la escena musical: un par de entrevistas a personajes anónimos pero fascinantes -con reivindicación del boxeo incluida-, la lectura de un sugerente texto y hasta un cuento corto audiovisual sobre la pérdida de una perrita en el madrileño parque del Oeste. En fin, los García-Pelayo en estado puro…

Leo Cebrián Sanz