El fenómeno de los podcast radiofónicos triunfa también en YouTube, donde programas como “Simpatía por la industria musical” están obteniendo una enorme aceptación entre los profesionales del negocio y aquellos que simplemente gustan de conocer sus entresijos y a los personajes que los protagonizan. El espacio está dirigido por Carlos Galán, más conocido como Carlos Subterfuge, quien lo emite desde el Estudio Alfonso Santisteban que ha habilitado en su propia compañía independiente de discos, con sede en la madrileña calle Almirante.

Tras 102 ediciones, la última entrega ha estado dedicada a una persona que muy raramente se presta a salir en los medios, pese a su papel fundamental en la historia del Rock Duro y el Heavy Metal en España. Se trata de Francisco Martínez, dueño junto a su hermano Carlos del sello Avispa. La cita se antojaba bien interesante, ya que no eran pocas las curiosidades (y polémicas) que podían surgir o plantearse a lo largo del encuentro.

Carlos procura que sus invitados estén relajados y cómodos con el guión planteado, por lo que siempre comienza rememorando los comienzos artísticos de cada uno de ellos. Francisco Martínez recordó su temprana afición al Rock, que pronto convirtió en carrera profesional con sus pinitos junto al grupo Madrid 20. Su participación en el concurso Villa de Madrid nos lleva hasta finales de los años 70, cuando este futuro capo del negocio pasa a formar parte de Red Box junto a dos futuros “Obuses”: el guitarrista Francisco Laguna y el bajista Juan Luis Serrano.

Martínez, guitarrista, fue quien puso el nombre de Obús a una formación en la que sólo estaban él y Juan Luis Serrano, por lo que siempre estuvo en el ojo del huracán de la explosión del Heavy. Su estancia en Obús fue breve y no llegó a presentarse en los históricos y primeros llenos de la banda. La precariedad de medios de aquellos inicios de los años 80 animó a Francisco a ponerse manos a la obra y construir sus propios estudios M-20 -los primeros y originales-, donde grabaría a tantos y tantos grupos hasta el año 1992.

La creación del sello Avispa vino del impulso del gran manager Javier Gálvez, que convenció a los hermanos de la conveniencia de montar una pequeña compañía. Con la ayuda técnica y logística inicial del batería de Pekenikes, Félix Arribas, Francisco y Carlos aprovecharon el auge de Discoplay para dar salida a sus primeras referencias. Con los años Avispa montaría también su propia editorial, así como una distribuidora directa. En materia de representación artística, los Martínez prefirieron mantener una fructífera coordinación con Gálvez. Francisco se siente orgulloso del trabajo realizado a lo largo de varias décadas, tanto por él mismo como por su hermano Carlos, que consiguió situar a Avispa en un mercado competitivo.

Paco Martínez habló mucho de Muro -tremenda su anécdota del cartel compartido con Motörhead-, Niagara y Medina Azahara, pero no tanto o no de una forma tan clara y entusiasta de Extremoduro. El grupo de Roberto Iniesta mantuvo un conflicto abierto con Avispa a raíz de su primer disco, que posteriormente fue explotado comercialmente por el sello sin la autorización o al menos aprobación de sus autores. El empresario discográfico sí recordó en cambio un incidente de Robe durante un concierto en Plasencia, cuando el cantante provocó un altercado con un equipo de 40 Principales. Más grata fue la andadura de Martínez junto a Medina Azahara, respecto a cuyo crecimiento glosó la colaboración de su equipo con Rafael Revert, de Cadena 100.

Buena parte de la conversación de Carlos Subterfuge y Francisco Martínez giró en torno a las dificultades para hacer frente a la piratería cuando ésta arrasó parte de la industria, los cambios de formato a lo largo de las últimas décadas y la consideración de los músicos como profesionales y de la música como cultura, pese a las políticas oficiales que miran siempre en otra dirección. El asociacionismo de los colectivos afectados y el papel del invitado como activo de Promusicae (Productores de Música de España) son otros de los argumentos conversados.

Leo Cebrián Sanz