Resulta del todo infrecuente, aunque no por ello menos elogiable, que una banda anuncie su adiós con el lanzamiento de un disco. En tiempos de despedidas que no lo son y anuncios de retiradas de grandes nombres que finalmente nunca se producen, hay que valorar como muy positiva la honestidad de este trío de Legazpi (Guipúzcoa). The Nekrobabies deja un legado de tres grabaciones de larga duración -los CDs o LPs de antaño ‘High Fire Risk’ (2013) y ‘The Process of Selfdestruction’ (2018)-, dos demos -‘Bloodthirsty’ (2010) y ‘The Dirty Show’ (2011)-, un disco compartido -«Nekroadiktos» (2015)- y este EP final: ‘The Selfdestruction’, que data de este mismo año.

Así pues, The Nekrobabies deja para el recuerda las últimas cuatro canciones de lo que ellos denominan Bloody Rock, un estilo musical «de alta energía, influenciado por sonidos del Punk-Rock, el Rock escandinavo y el Hard Rock, entre otros subgéneros». En su repertorio final de composiciones -‘What must burn will burn’, ‘Going insane again’, ‘Sin’ y ‘She’s got the drugs’- reinciden sobre la temática central de sus letras: «la sangre, las drogas, el amor perdido, el horror y la muerte». Las han coproducido junto a Lemy River y con ellas ponen punto final a una trayectoria que se inició en 2010.

Al frente de este vuelo final de la nave han estado Raff Maquiavelo (bajo y voz), Jasper Critical Jaz (guitarra y coros) y Álex Pumuki (batería). En su última lista de agradecimientos aprovechan para valorar el apoyo de cuantos compañeros músicos, técnicos y medios de comunicación han apoyado su propuesta. Los créditos culminan con un lema que desde ya mismo puede aplicarse a sus hipotéticos futuros proyectos: «En la muerte hay vida».

Leo Cebrián Sanz